blurblog en newsblur

24.12.03

"there is no dark side of the moon, really: as a matter of fact, it is all dark."

Ayer, hablando por telefono con Cons, me di cuenta de algo interesante, gracias a una pregunta suya: "me gusta mucho el Dark Side of the Moon, ¿qué grupos se parecen a Pink Floyd?" Tuve que decir Led Zeppelin, para no quedarme callado, pero en realidad nada se parece a Pink Floyd (nothing compares to you, je), así que resulta que después de todo, sí hay un lado oscuro...

always quetzalcoatl

Después de un ciclo intensivo de pirámides y ruinas, he descubierto que los antiguos habitantes de este continente tenían, en realidad, muy buen gusto. Sus obras de arte, sus sistemas constructivos, la distribución de sus calzadas y templos, todo tenía sentido del espacio, de la simetría, de la luz y belleza. Sin embargo, en la mitad de las ruinas hoy podemos observar una iglesia directamente encima completamente ordinaria, común y corriente, tal y como sucedió, por ejemplo, con la mezquita de Córdoba, España, después de la reconquista. Definitivamente el mal gusto llegó a este continente con los europeos.

20.12.03

de vuelta

Y vuelta (sin don Tavo Paz) a "la ciudad del fin del mundo". Hoy al museo de antropología, y a buscar un regalo, mañana al intercambio de regalos. La Loca todavía tiene jet-lag y duerme horas enteras...

15.12.03

la mosca

Te escribo estas líneas a ti, mosca, porque vuelas y no (porque te tengo y no), porque desquicias a mi perro, porque todo el mundo puede saber si la vida sigue o se acaba siguiéndote a ti, mosca, y porque es tu zumbar el que da de comer a tantas y tantas personas dedicadas a fabricar y comercializar insecticida. Y también porque Monterroso así­ lo aconseja.

hoy

Hoy Cons se fue de viaje (la voy a extrañar mucho...), y también hoy llega la Loca a la loca ciudad (ya van volando las dos a sus respectivos destinos...); mientras tanto, yo, en tierra, me aburro. El que espera desespera.

hueles a pura tierra mojada

La anécdota chusca viene de comprar condones. Aguien me había dicho que intentar hacerlo en Guadalajara (México) era una experiencia poco menos que memorable, así que me di a la tarea. En fin, ahí va: me metí a una farmacia en pleno centro de la ciudad un domingo en la mañana, me fui hasta el fondo, donde están las medicinas (conozco lo suficiente a mi paí­s como para saber que en el 97% de los casos hay que pedir los condones para que te los den, tan fá¡cil que es tenerlos a la mano para que los clientes los tomen...), el caso es que fui a pedirlos y, ¡oh, sorpresa! que me dicen que no. Y yo: ¿qué? ¿no tienes? ¿se acabaron? ¿o por qué? No, me dice la señorita, en las Farmacias Guadalajara no vendemos condones. Me tuve que reír, y mucho, y sin pedir perdón: es que no puede ser tal grado de hipocresía moral en una sociedad. Además, podría entender que no los vendieran en los supermercados, ¡pero en una farmacia! Y pensar que en Guadalajara, España (de donde es Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, autor del Libro del Buen Amor, germen de la literatura erótica) seguro los venden en máquinas en los baños de los cafés...
En fin, si están por Guadalajara, Jalisco, México, y pasan por una farmacia ídem, no dejen de entrar a pedir condones, les garantizo una sonrisa por semanas, el que se los nieguen es una experiencia única...

guadalajara, guadalajara...

Pues bien, pasé por Guadalajara, ciudad bonita y agradable. El centro histórico muy bien cuidado, interesante. La Feria del Libro impresionantemente grande, con muchísima gente, aunque la sentí un poco impersonal, sobre todo para el tamaño del lugar (nada vende más libros que alguien ayudándote a buscar, y yo compro muchos libros, así que debería saber...)

12.12.03

Si después de todo...

...tienes que dejarlo, déjalo. Sal y vive. Corre, salta, sube, vete, viaja. Come cosas saldas y dulces al mismo tiempo, pégale a alguien dos veces. Pregúntale a aquella mujer o a ese hombre si no quiere hacer el amor contigo, aunque no la (lo) conozcas. No te quedes aquí, porque si después de todo lo estudiado y leído, amado y apreciado, ambicionado y aprehendido, y todo lo que que conservas con tanto sigilo no sabes nada, nunca lo sabrás. Al final, como al principio, las palabras son lo que menos importa.

10.12.03

Imágenes pertinentes (idea para filmar un corto)

Un niño que todo el tiempo parece que está a punto de caerse de la bicicleta, pero no.

7.12.03

"¡mi infancia, mi adolescencia, mi eterna juventud!"

Esta navidad cercana me puso a pensar en la navidad pasada, cuando estaba en otro continente, hablando otras deformaciones de alguna lengua romance. Y en mis amigos. Sobre todo en el Pana, de quien es la célebre frase transcrita infamemente en esta entrada de este blog ("¡Ah, vaina!", dirá él). Y en la banda Serranos (Juan, LuisDa, Esther, Víctor, Eli La Loca y el nunca visto Patricio), en las niñas de Papín 18 (B, Ele, Patri y Marta), en las visitas alternadas de Nayra, en el Cholo e Isa, en Paqui, en Marcos y Lorena y en El Savor, el Peccata, los litros de la Rana (antes de las 2), el Country, el "chocolate" de La Cuba, el Puccini (y las cañas "sin fin" que ponía B), el Clavel Ocho, el Pans, el Macondo, el Metro, Leonardo's y El Amarillo, la Rayuela, el Birdland (así­, en castellano), Caballerizas, el Miserere, el "Guirish" Rover y hasta el Potemkin (la lista entera está aquí­). Qué días aquellos con un poco de sol y sal, pateando la catedral de Salamanca, fumando en los jardines. Y ya me puse cursi. Ni modo. Ojalá alguno de los mencionados lea esto, algún dí­a. Y, Pana, aunque suene cursi, extraño nuestras cenas en el balcón.

5.12.03

maleta maleta

Estoy haciendo la maleta. Esta vez llevo pocos libros (sí, suelo disfrutar mucho leer en la playa mucho, opine lo que opine quien sea), porque espero poder pasar en el camino por la Feria del Libro de Guadalajara, ya saben, interés profesional (jejejejejejejejejeje) (je). ¡Ah, una piña colada, un poco de arena y sol, un libro, alguien que te sonríe y que camina en la arena junto a ti (otra vez el ataque de la curslerí­a...), pescado y ¡mariscooooooooooooooooooooooooos!

manual drive, for the people

Bueno, tuve que mandar pedir de EEUU el nuevo disco (In Time) de R.E.M. por medio de una cadena de venta de discos, porque las (pinches) distribuidoras mexicanas decidieron que no iban a vender la edición especial limitada con disco doble y póster en este país. Y luego nos quejamos de retraso. Y luego me quejo de llevar 14 años esperando a ver a R.E.M. en vivo en México, cosa que obviamente no va a suceder. Tendré que ir a San Diego o a Houston o a donde sea a verlos, porque si no... Además el disco se tardó 3 semanas en llegar...
(Ahora que lo pienso, hubiera pedido el disco por Amazon y hubiera llegado más rápido, pero creo que salía más caro, a propósito, tengo mi Wish List ahí, por si alguien me quiere regalar algo, ya que soy tan buena persona...)

4.12.03

me voy a la playa

Primero a Vallarta, una semanita para la cual Cons me preparó una sorpresita, casi casi sin querer, pero que hizo que se nos iluminaran los ojos a los dos. ¡Hace tanto que no voy a la playa, hace tanto que no voy acompañado! ¡No me quito la sonrisa de encima! Creo que va a ser una buena semana, ya nos hace falta broncearnos, en shorts y bikini, respectivamente...
Luego me voy a Aca, con Eli La Loca recién desempacada de Austria, el Klu, el Che y quien se nos una. Así que más bien las siguientes van a ser un par de semanas con pocos posts. No que mis fans (?) vayan a morir de angustia, anyway.

Posmodernismo

En realidad, cualquier cosa que puedas escribir tú será mejor, para ti, que estas lí­neas.

Surrealismo

Esto lo escribió, con un dedo sangrante, una vaca en mi cabeza.

3.12.03

letra - "nautical disaster" by the tragically hip

"I had this dream where I relished the fray and the screaming filled my head all day. It was as though I'd been spit there, settled in, into the pocket of a lighthouse on some rocky socket, off the coast of France, dear.
One afternoon, four thousand men died in the water here and five hundred more were thrashing madly as parasites might in you blood. Now I was in lifeboat designed for ten and ten only, anything that systematic would get you hated. It's not a deal nor a test nor a love of something fated. The selection was quick, the crew was picked in order and those left in the water got kicked off our pantleg and we headed for home.
Then the dream ends when the phone rings, you doing alright he said it's out there most days and nights, but only a fool would complain. Anyway Susan, if you like, our conversation is as faint as the sound in my memory, as those fingernails scratching on my hull."

The Tragically Hip / Day for Night

2.12.03

Viajar ligero

Se ganaba la vida fabricando y vendiendo maletas. Las valijas eran de todo tipo de colores y tamaños, unas cerraban con llave, otras con seguros, algunas con combinación. Las hacía con y sin rueditas, con agarraderas firmes o largas, en forma de mochila o de bulto. A pesar de que el negocio no iba mal, no era un hombre feliz. Todas las noches tenía agruras pensando que sus creaciones viajarían a partes del mundo que él nunca conocería, que cargarían prendas y pertenencias costosas que él nunca podría usar, que volverían los espacios vacíos llenos de souvenirs para todos, menos para él. Sin embargo, el día antes de su muerte amaneció de muy buen humor. Sólo en la cercanía del último viaje se dio cuenta de que en realidad ninguna maleta está vacía, jamás; incluso cuando están rebozantes cargan con todos sus recuerdos, sensaciones y experiencias. Cada que alguien viaja lo hace con todos los que han viajado con la misma maleta, incluyendo al que la fabrica. En realidad había vivido la vida más completa del mundo, se dijo. Y partió ligero a la mañana siguiente.

1.12.03

¿será?

¿Será que de verdad no sé tratar a las mujeres? ¿Debería seguir intentándolo? ¿Será que (de verdad) nadie sabe tratar a las mujeres, ni siquiera ellas mismas?

30.11.03

la matrix es real

Resulta ser que el mundo donde vuela el buen Neo y los celuloides proyectan a Mr. Smith y a Morpheus no es una idea descabellada y una impsobolidad del futuro, sino más bien algo con lo que convivmos todos los días. Sólo que no todo es como uno cree. Más información en The Meatrix. Para que no digan que los humanos no somos crueles.

Romanticismo

¡Ah! ¡Qué delicia nunca ser amado!

Real Maravilloso

En el desierto donde no llueve, nunca, aparece en el cielo un arco i­ris, doble.

28.11.03

Realismo Mágico

Sobre el escenario, frente al público, el mago llora amargamente la ruptura de su sombrero, y la muerte del conejo.

libre al fin

Acabé con los ensayos de final de semestre, y con eso estoy cada vez más en el precipicio de pasar de ser estudiante a convertirme en desempleado. En realidad solo me falta un semestre más y ya, más o menos, aunque ya me he atrasado bastante. Digamos que el tiempo se me vino encima, sin embargo, no está del todo mal seguir estudiando...

27.11.03

p.h.c.f. (preguntas hechas con frecuencia) (f.a.q., pues)

1. ¿Qué es esto?

Es un blog. O bitácora.

2. ¿Es como una página de internet?

Ándale.

3. ¿Quién la hace?

La hago yo. Omegar. Si de verdad quieres saber más de mí, por acá está mi currículum, pero no recomiendo que lo leas a menos que de verdad no tengas nada qué hacer.

4. ¿De verdad te llamas así? ¿Omegar?

Sí.

5. Pues qué raro. ¿De dónde viene tu nombre?

De una novela que se llama El fin del mundo, escrita a finales del siglo XIX por un señor francés llamado Camilo Flammarion. Puedes leer más sobre él y sobre mi nombre en este cuento.


6. ¿Por qué regalas lo que escribes?

Porque querer vivir de lo que escribo en esta etapa de mi vida es absurdo. Prefiero la difusión.

7. ¿Qué quiere decir Omeyocan?

Omeyocan fue el título de este blog durante sus primeros tres años de vida. Ahora es un subtítulo que me sigue gustando, pero ya no tanto...
Según la mitología Mexica (civilización que controlaba la mayor parte de lo que ahora es México antes de la llegada de los Españoles) existen 13 cielos y 7 infiernos, todos ellos habitados por diferentes deidades. A los infiernos acceden las almas de los muertos dependiendo de la forma en la que han fallecido o de la ocupación que el difunto tenía en vida.
El más importante de estos cielos, el más alejado de la tierra es Omeyocan que quiere decir cielo doble, que ocupa los lugares 12 y 13. En este cielo se dice que están las almas de los niños que han muerto antes de tener uso de razón, y donde se engendran las almas de los hombres, que son alimentadas por un árbol que destila leche.
En el Omeyocan vive la pareja creadora, llamada Ometeotl o 'señor dual', conformada por los dioses creadores Ometecuhtli ?doble señor? y Omecíhuatl ?doble señora?. También son llamados ?señor y señora de nuestra carne o de nuestro sustento?. Ometeotl está por encima de las demás divinidades mexicas y de las vicisitudes mundanas.
Según una de las versiones que hay al respecto, Ometecuhtli y Omecíhuatl tuvieron cuatro hijos: Tezcaplipoca, Quetzalcóatl, Xipe y Huitzilopochtli, las cuatro principales deidades mexicas.


8. ¿Qué quiere decir nesciamus non attingamus?

Es latín para "ni sabemos, ni nos importa".
Durante mucho tiempo esta frase apareció colgada del título del blog.

9. ¿Cómo puedes llevar tantas entradas si la página es nueva? ¿Haces trampa?

No es nueva, el dominio es nuevo. Solamente moví el blog, que lleva desde noviembre de 2003 en línea. Trampa sería decir que llevo blogueando desde 1996, como dicen algunos.

10. ¿Me puedes hacer la tarea?

No. Piérdete en el camino que lleva al infierno.

11. ¿De verdad no me puedes hacer la tarea? Es que es de literatura y no me gusta leer...

NO. Además seguro también tienes un blog. ¿Tampoco te gusta leer tu propio blog? No hace falta que contestes.

12. ¿Por qué te obsesionas tanto con las faltas de ortografía?

Porque es la herramienta de la escritura. Escribir públicamente (como en un blog) sin buena ortografía es como sacar fotos malas de tu perro, con una cámara superprofesional que no sabes usar, y después querer exponer tus fotos en una galería de arte: la gente se va a reír de ti. Yo espero que con el tiempo más gente se ría de los que escriben mal, así cada vez habrá menos porquería en la red.

13. ¿Por qué eres tan agresivo? Yo creo que tienes problemas de falta de humildad y seguramente tu vida diaria apesta.

Mi vida diaria generalmente no apesta, y no tengo problemas de agresividad, pero gracias por preocuparte. En la vida real es casi imposible hacerme enojar; es cierto: no soy muy humilde, en realidad soy bastante mamón, pero he aprendido a vivir con ello. En la vida cibernética le hago burla a los que escriben mal, es mi desahogo. Todos tenemos nuestro desahogo: hay quien mata viejitas o gatitos, o estudia para dentista o se mete a la política. De todas formas, cuando necesite tus sabios consejos, te lo haré saber, sólo déjame tu mail aquí: ___________________

14. Te odio.

En este blog todos los comentarios son bienvenidos, hasta los llenos de odio; sólo se borra el spam y los difamatorios (que levantan falsos testimonios sin intención satírica o irónica).

15. ¡Jajaja! Encontré una falta de ortografía en una de las entradas de tu blog. ¡Jajaja!

Si me dices en cuál, te lo agradeceré para corregirla.

Esta lista se ampliará conforme las preguntas vengan llegando.

26.11.03

el internet te vuelve estúpido

Eso dicen en este sitio: somethingawful.com, que se ha convertido de golpe y porrazo (siempre quise escribir eso, jeje) en uno de mis lugares favoritos. Ah, si sólo toda la red fuera así­, y no como este (mi) blog...

ya lo pasado, pasado

Es increíble cómo me gustan este tipo de páginas, aunque este caso es especial porque hasta los colores estan bien. Y el tipo de letra. Incluso los artículos son entretenidos. Pues ya saben, si lo retro los pone a pensar en el futuro, como a mí, este es el sitio al cual ir.

25.11.03

poesí­a

Después de un lunes sin tregua vienen las noticias buenas. El Bombón (una querida amiga) decidó sorprenderme publicando uno de mis poemas en su revista Oráculo (a la que pueden accesar siempre desde el menú de piquetes, aunque no esté actualizada todavía). Si viven en México la pueden comprar en Gandhi, o en el Péndulo, si no, ni modo. La verdad es que fue una sorpresa mayúscula porque pensé que no le había gustado ninguno de los poemas que le había dado a considerar (la verdad es que no soy muy poético que digamos...). No sé si poner el poema aquí, de verdad. Yo creo que no, pero quién sabe. Lo pensaré más tiempo. ¡Muchas gracias Dani-Bombón!

23.11.03

El tiempo pasa

Hace muchos años los cuentos empezaban igual que este. Hoy casi no cuentan nada. Me pregunto si en el futuro terminarán siquiera...

casi

Esta página es casi casi muchas cosas: es casi porno, casi educativa, casi explícita, casi divertida y casi innecesaria. Casi creo que a algunos de mis amigos (y amigas) les gustarían algunas secciones...

22.11.03

trabajos, trabajos... II

Esta semana de entregas finales en la universidad me está matando. Literalmente literalmente.

"¡entonces voy a bajar mi infancia!"

Eso dijo Rubén cuando le dije que podía bajar emuladores y juegos enteros de Nintendo, Atari o Intellivision de la red. Los emuladores están en Zophar's Domain. Hay que ponerse a buscar los juegos (ROMs) en Google. Si naciste después de 1984 tu infancia va a tardar mucho más en bajar...

el error

Creo que la cuestión no es solo de escoger, sino de dejar de escoger, aunque en realidad dejar de escoger es, per se, escoger algo también. Ese es el error de Matrix. En realidad no hay nada, ni tú, ni yo, ni nada. Y los personajes ni siquiera se lo preguntan, a pesar de pasar de una dimensión absolutamente irreal a otra igual de irreal que la anterior cada 20 minutos (y digo esto dentro de los mismos preceptos de la narración de la película, no me estoy metiendo en el mundo "real" en el que vivmos, i know better). Lo peor es que supuestamente en ambas dimensiones pueden morir, y resucitar. Pero nada, nunca un "¿será esta realidad la real, en verdad? ¿Existiré, existo, existía?" Por lo demás, la película es buena, casi muy buena. Así que ahí­ está. There is no spoon, there is no Keanu.

21.11.03

Palabras no dichas

Él se alejó para siempre después de la última mirada. Quisiste llamarlo para decirle algo, pero las palabras no salieron de tu boca. Esa noche, después de llorar por horas, lograste al fin dormir. En tu sueño te viste a ti misma llamándolo, él volvía y tú le decías algo al oído. Te estrechaba fuertemente y se quedaba, pasaba el tiempo y seguía a tu lado, sin volver a irse jamás. Día a día le pedías que te repitiera aquellas palabras que no recordabas. "No puedo," respondía él, "si volviera a decirlas todos los amantes del mundo se quedarían juntos para siempre." Años después, despertaste.

¿comic? - II

Para ver la mejor caricatura de la cultura en México, hacer click aquí. Advertencia: el cartón puede herir las suceptibilidades de becarios, funcionarios culturales, cineastas y demás grupos indefensos.

¿comic?

Asombrosamente, Non Sequitur me asombra. Y también me divierte. Lástima que se haya convertido en un sitio de paga...

La función profética de la poesí­a.

por Omegar Martí­nez

¿quién de nosotros no había tenido curiosidades
nostradámicas durante la adolescencia?

Georges Dumézil

A lo largo de la investigación para realizar este ensayo, he descubierto que una de las características menos analizadas de la poesía, sorprendentemente, es la capacidad que tiene ésta de adelantarse a hechos históricos si es que el autor así lo decide, es decir, la capacidad de profetizar. El hecho es que las facetas posibles del análisis son muchas y los tópicos a abordar son bastantes, por lo que este escrito no pretende, ni mucho menos, plantear un examen exhaustivo del tópico, sino simplemente apuntar algunos problemas posibles con respecto a este tema tan amplio. En este caso la incursión al mundo de la previsión del futuro se hará a partir de dos autores fundamentales, Nostradamus y Torres Villarroel.
El primer problema a plantear se desprende del análisis del texto en sí mismo. Imposible analizar una obra profética como si se tratase de un soneto cualquiera, los recursos y el catálogo de tropos pronto se nos quedan cortos ante tan ardua tarea. Sin embargo al mismo tiempo es imposible dejar de tratar al texto cual si fuese poesía, puesto que lo es, al menos en el caso de los autores ya señalados. Al mismo tiempo la prosa no se presta para hacer profecías, al menos no en el mismo tono que nos presenta la poesía, casi por definición. El diccionario de la Real Academia de la lengua Española nos presenta con dos definiciones para la palabra vate: 1. Adivino, 2. Poeta; la raíz latina vates nos indica augurio, predicción, de ahí también vaticinio. Pero sobre la persona del profeta en específico iremos hablando más adelante.
Definitivamente la función polisémica de la poesía, y en particular de la metáfora, tiene mucho que ver en cuanto a la capacidad de predicción que pueda llegar a tener un texto determinado. Tomemos, por ejemplo, las profecías papales, las profecías de San Malaquías, que se han tildado una y otra vez como falsas o sobre-interpretativas. Si bien es cierto que muchos de los que han tratado de interpretar estas profecías lo han hecho basándose en la similitud de los símbolos textuales con los símbolos pertenecientes a los escudos papales, esto es sólo porque a ese nivel interpretativo la profecía sigue siendo lo suficientemente ambigua como para seguir siéndolo.
Esto se debe a que en un nivel básico, una profecía depende de dos cosas para seguirlo siendo, ya sea que se haya cumplido o no. La primera premisa básica de la que una profecía depende es el tiempo de antelación con respecto al hecho profetizado con la que esta se nombre. Parecería obvio decirlo, pero lo que esto quiere decir es que no se puede profetizar respecto a un hecho que ya ha acontecido. La segunda premisa básica es que la capacidad simbólica de la profecía debe de ser lo suficientemente amplia como para ser polisémica, pero a la vez no debe de ser demasiado ambigua. Esto es que alguno de sus elementos debe de nombrar un lugar, una época o un hecho que, aun cuando no sea absolutamente preciso sí debe de ser aproximado.
Para entender mejor este punto se puede dar un ejemplo básico. Siguiendo la premisa básica de que no se puede profetizar sobre lo obvio, pongamos que tenemos a dos profetas que desean hacerse famosos por sus dones de vidente. El primero enuncia que el Rey morirá, simple y llanamente, mientras que el segundo proclama que el reino verá terribles desgracias comenzando un invierno al llegar la ausencia del líder. El primer profeta se verá entonces obligado a nombrar una fecha casi exacta para el acontecimiento para que su profecía sea al menos tomada en cuenta. De otra forma sería como si cualquiera dijera que, por seguro, el Rey morirá algún día. En cambio el segundo profeta puede esperar tranquilamente a que el período de terribles desgracias acontezca, un invierno, y que una segunda persona lo interprete como tal, ya sea que el rey haya muerto o que se encuentre enfermo o que haya sido depuesto o enviado al exilio.
Conviene aclarar un punto estratégico en la elaboración profética que comprende lo críptico de la elección de las palabras. Como se apuntaba arriba, la capacidad polisémica ayuda a la profetización, pero ello por sí mismo no basta, puesto que la visión profética nunca es demasiado clara. La función profética necesita ser críptica para ser verosímil, para poder llegar a ser, en algún momento, verdadera. Es un hecho que si una enunciación profética es demasiado clara sólo provoca o desconfianza o pánico exaltado, perdiendo al poco tiempo su validez como profética en cuanto a que tiene una capacidad de adentrarse en un inconsciente cultural.
Tal hecho se debe a dos cosas: la primera es a la receptividad de la profecía a nivel subjetivo, siendo de esto el ejemplo más claro la ya clásica emisión radiofónica de La Guerra de los Mundos con la que miles de personas pensaron que estaban escuchando las noticias y no una dramatización y salieron despavoridas a las calles, con la consabida desilusión y enojo que sufrieron al enterarse poco después del error en el que habían caído al ser engañados por una recepción demasiado literal; la segunda, que es verdaderamente problemática, corresponde a la fuente de la cual proviene la visión del futuro, al problema de la inspiración.
No espero con estas páginas aclarar punto alguno con respecto al tema de la inspiración de los profetas. Es preferible comenzar por decir que el debate al respecto es mucho más extenso y tiene más connotaciones, tanto filosóficas y psicológicas como filológicas e incluso teológicas, que la inspiración del simple escritor. Por ello existe la necesidad de que la profecía sea críptica en sí misma, puesto que un augurio demasiado claro no es verosímil en cuanto a su origen. Sin embargo, discutir sobre el origen de un augurio, que puede resultar en campos tan irrebatibles como la inspiración divina o la metafísica cerebral, es de una importancia vital.
Al hablar de una profecía estamos hablando necesariamente, en principio, de dos personas reales: el que plasma el vaticinio por escrito, el profeta, “cualquiera que sea su fuente o su inspiración, es como pintor que Nostradamus fija ciertos detalles...” (Dumézil, 89); y de una segunda persona, igualmente importante para cualquier texto escrito, que es el lector. Para seguir hablando del origen de una profecía, hablaremos primero de éste último puesto que ya hemos venido apuntando cosas al respecto.
El lector de una predicción es el que dota a ésta de sentido. Aquel que hace una profecía, o que profetiza algo, nunca es el mismo que aquel que la interpreta. De hecho una profecía se convierte en ello sólo cuando una primera persona y muchas subsecuentes la entienden como tal, y le otorgan cierto sentido. Es necesario que el mismo que profetiza no sea el mismo que interpreta para mantener ese grado de ambigüedad necesario para la función profética de una poesía determinada. De este modo, “el lector de poesía sabe que el poema no se agota en su formulación, y, en la lectura, le concede una autoridad que le lleva a sumergirse en él para que la comunicación profética funcione. Esta misma dinámica opera de un modo extremo en los textos proféticos.” (Labrador, 101)
La distancia histórica con respecto al hecho profetizado por parte de aquel que interpreta también influye en gran medida en cuanto a la certeza en el análisis. Como bien se dice, casi como un lugar común, es sólo cuando el hecho sucede que la profecía revela su sentido. Es también de esta misma forma que una profecía carece de fecha de caducidad: mientras que sus posibilidades semánticas no se agoten, una profecía puede seguirlo siendo durante siglos. Un ejemplo, tal vez el más claro de este aspecto, es el libro de las Revelaciones o Apocalipsis bíblico, que fija lugares y acontecimientos específicos, pero se salva de la caducidad al aducir que el tiempo de la resolución de los hechos en ella nombrados es el fin de los tiempos, o el juicio final.
Es a nivel del receptor también que los esquemas poéticos encuentran su razón de ser en cuanto a los vaticinios se refiere. Esto es porque el uso de hiperbatones, cambiando e incluso modificando por completo la gramática normal, o de metáforas, cambiando la semántica de las palabras utilizadas, así como “la invención de palabras evocadoras, de logátomos, la aparición de extraños interlocutores en el discurso y la interrupción de la hilación racional de las frases”(Labrador, 102) coadyuvan en gran parte a crear el hermetismo que una profecía necesita. La profecía, al igual que la poesía, necesita ser subjetiva, necesita del sujeto para subsistir. En gran medida se podría decir que la profecía es el género poético que intenta crear sensaciones con respecto a un futuro siempre incierto.
Sin embargo no podemos olvidar a la persona del profeta. “El profeta es un hombre respetado y temido en las sociedades donde actúa” (Labrador, 98); es una buena definición de un profeta, por las cuestiones siguientes. ¿Cómo es que una persona decide un buen día escribir la visión de un futuro que otros no se atreven ni a esperar? ¿Y cómo es que, ante la mayoría de los análisis, logra acertar? Aun cuando aceptemos que mucho tiene que ver la elección de las palabras, el uso de poesía que puede llegar a ser críptico y la interpretación de terceros cuando el hecho ya ha transcurrido, tenemos también que aceptar que las profecías, o al menos algunas, se cumplen. Sea esto por las razones que sea, estamos hablando de una persona que acierta una visión de futuro, lo cual ya es en sí mismo un suceso improbable e impactante.
Por ello mismo la capacidad de un profeta para ser bueno o no, dejando a un lado las razones esotéricas o sociales en las que sería muy pesado ahondar, es más que nada una cuestión de estilo. Esto es sólo si por estilo comprendemos la capacidad que tiene un determinado autor para plantear y resolver problemas, de la siguiente forma:

Si se considera una obra como la resolución de un problema, fruto a su vez de los precedentes logros en el ámbito de la ciencia así como en el del arte, se puede llamar estilo a la adecuación entre la singularidad de la solución constituida por la propia obra, y la singularidad de la coyuntura de crisis, tal como el pensador o el artista la ha aprehendido. Esta singularidad de la solución, que responde a la singularidad del problema, puede recibir un nombre propio, el del autor. Así, se habla del teorema de Boole como de un cuadro de Cezanne. Nombrar la obra por su autor no implica ninguna conjetura sobre la psicología de la invención o del descubrimiento. Así, ninguna aserción sobre la presunta intención del inventor, sino la singularidad de la resolución de un problema. (Ricoeur, 871)

Por lo mismo se habla de las profecías de Nostradamus, o de las profecías de San Malaquías, con un nombre propio. Cada profeta tiene su estilo propio de resolución de un problema, que en este caso es el planteamiento de un futuro posible. Sin embargo, y he aquí el por qué del uso de la palabra estilo tan impunemente, de acuerdo con esta definición el hecho de llamar a las profecías con nombres de personas no implica necesariamente hablar de la psicología personal del profeta, sino de sus intenciones textuales.
No podemos dejar de lado ni olvidar, en ningún momento, el hecho de que algo, ya fuera la época o la moda o los acontecimientos a nivel incluso sentimental o psicológico, impulsa al autor a escribir su obra. Esto es especialmente importante al tratar de analizar la de un profeta. Las causas o motivos por las que alguien intenta profetizar son muchas veces oscuras e intrincadas. Y es que cualquiera de los dos motivos evidentes, ya sea un tiro a ciegas o la certeza de que se va a acertar con la predicción, son en gran medida muy ambiguas. La primera porque las probabilidades de que las cosas sucedan como uno ha dispuesto son muy remotas, especialmente hablando de fechas y sucesos muy lejanos en el tiempo, y no se alcanza a comprender qué ánimo puede impulsar un acto de tal índole, como no sea, claro, el intentar jugar una muy larga broma pesada; el segundo motivo es ambiguo porque es inverosímil para la gran mayoría de las personas pensar, por cualquier método, en estar absolutamente cierto acerca de lo que pudiera deparar el futuro, ya no digamos el muy lejano, sino el inmediato.
Es aquí donde el profetizar en verso también ayuda. Puesto que uno de los problemas claves del profeta es explicar la inspiración, sobre todo cuando ha acertado, no es raro hallar a aquel que se justifica, siguiendo el canon occidental, diciendo que la fuente de las visiones futuras tiene un origen divino. Y como la inspiración divina, como en el Apocalipsis, o en el Corán o en los textos de los, otra vez, profetas hebreos, viene tradicionalmente en forma de verso, entonces lo más lógico es escribir profecías en poemas. Para aclarar más el punto, está el siguiente párrafo:

Nostradamus escribe en verso, en endecasílabos rimados, con elisión obligatoria de las finales mudas salvo en la censura, después de la cuarta sílaba. Es el molde en el que se vacían todas las cuartetas de las Centurias. ¿Cuál es la relación entre lo que escuchó de su “fuente” y lo que puso por escrito? Nos encontramos en una situación menos simple que la de Víctor Hugo, cuando recitaba las respuestas más o menos poéticas que arrancaba de la mesa: Hugo aportaba todo; el estilo y la prosodia inmutables que él había conformado y, al mismo tiempo, no menos hugoliano, el contenido del discurso que él atribuía de buena fe a los espíritus. En las Centurias, por lo menos en las cuartetas IX 20 y 34, sabemos que el contenido no es de Nostradamus, o sólo de él, puesto que se verificó en la historia, pero la estructura rítmica, uniforme de cabo a rabo de la compilación, le pertenece. (Dumezil, 91)

Una vez que ya han quedado más o menos claros los conceptos en los que nos estamos basando, si bien algunos requerirían de un análisis más profundo, es esencial ahora el hablar de las profetas en forma individual. En los casos de Nostradamus y de Torres Villarroel nos encontramos con muchos y muy diversos problemas de la más diversa índole, y para llegar al fondo del asunto no queda más remedio que ahondar en los textos de cada uno. En este caso hablaremos sólo de un par de ejemplos famosos que tienen una cierta facilidad comparativa entre los dos autores, para ir aclarando puntos de una forma menos aparatosa.
Primero que nada es necesario considerar los textos como propios de cada uno e intentar hacer a un lado, por lo menos por un momento, el problema tan omnipresente de la inspiración. Es esencial decir que ante ambos autores nos encontramos con personalidades oscuras y difíciles de dilucidar, sobre todo a la distancia temporal. Cuentan Torres Villarroel y Nostradamus con personalidades, al menos, parecidas, si bien Nostradamus parece haber sido una persona más hermética y Torres más “contradictoria y extravagante” (Labrador, 87). Para mayor información bastará con consultar la Vida de Torres Villarroel o cualquiera de las múltiples biografías de Nostradamus, algunas de dudosa verosimilitud.
Puesto que las personalidades en sí de cada autor no son nuestro tópico principal, sino las profecías que estos realizaron, en seguida es necesaria una lectura rápida a los versos y a los sucesos que atinadamente predijeron. Pasemos primero a la predicción tan atinada de ambos autores del suceso que ahora conocemos como la Revolución Francesa. Don Diego de Torres Villarroel lo pronostica de la siguiente forma, en una décima que forma parte de sus Pronósticos para el año de 1756:

Cuando los mil contarás
con los trescientos doblados
y cincuenta duplicados,
con los nueve dieces más,
entonces, tú lo verás
mísera Francia, te espera
tu calamidad postrera
con tu Rey y tu Delfín,
y tendrá entonces su fin
tu mayor gloria primera. (Torri, 301)

A su vez, Nostradamus pronostica el mismo suceso, con unos cuantos siglos de antelación a Torres, de la siguiente manera en sus Centurias, en este caso las ya mencionadas IX 20 y 34:

De noche llegará por el bosque de Reinas
Dos partes vallituerta Herne la piedra blanca.
El monje negro [vestido] de gris dentro de Varennes,
Elegido jefe causa tempestad, fuego sangre cuchilla. (Dumézil, 19)

La partida resuelta (marido será mitrado),
Retorno. Conflicto pasará sobre el teja
Por quinientos. Un traicionar será titulado
Narbon y Saulce por cuchillos tendremos aceite. (Dumézil, 51)

En una primera instancia los textos son bastante crípticos en sí mismos, de no saber a qué fenómeno aluden. Sin embargo vasta un poco de análisis sintáctico y semántico para empezar a sacar cosas en claro de ambos textos. No pretendo llevar a cabo un análisis a fondo en estas páginas, puesto que para ello se pueden consultar muchos de los textos citados en la bibliografía, sino dar ejemplos para dejar en claro lo antes expuesto. En el caso del Pronóstico de Torres Villarroel tenemos que el aspecto más críptico a desentrañar, y la causa del profundo impacto que puede llegar a tener su profecía, es el de la fecha. De la siguiente forma se puede encontrar esta mención: “Cuando los mil contarás [1000] / con los trescientos doblados [600] / y cincuenta duplicados, [100] / con los nueve dieces más [90] ...”, al sumar los números nos encontramos con una fecha que no es otra que 1790, sólo un año después de el clásico 1789 que hay se considera como inicio de la Revolución. De hecho las consecuencias de ésta sobre el Rey no se dejaron sentir hasta unos años después, comenzando en 1790. El resto de la profecía, se nos revela, entonces, como muy clara, nombrando de hecho “Francia” y “Rey y tu Delfín”, si bien no nombra acontecimientos específicos. Este tipo de hermetismo es diametralmente opuesto al de Nostradamus, y es, a su vez, más simple.
Lo críptico en las profecías nostradámicas es mucho más difícil de desentrañar debido a que los pocos nombres propios que da nunca son los más obvios y casi nunca menciona fechas en específico. En el caso de las cuartetas IX 20 y 34 las grandes coincidencias se dan alrededor de una serie de sucesos interconectados un poco más oscuros que las fechas, en la historia Francesa. Estas son que el pueblo donde capturan Luis XVI en plena huída es el que circunda al pueblo de Varennes, los nombres exactos de el capitán (Narbon) que comandaba a los 500 hombres que entraron por fuerza a las Tulleries de donde el Rey tuvo que huir sólo para ser capturado más adelante, y el nombre (Saulce) de la cabeza nominal del gobierno en la ausencia del Rey, quienes, como bien señala el vaticinio, participaron activamente en la traición.
Para el receptor, el lector promedio, entonces es más sencillo descifrar la profecía de Torres Villarroel que la de Nostradamus, pero ello no influye en el grado de anticipación y de impacto que tienen las previsiones al verse cumplidas. Sin embargo pareciera ser mucho más difícil atinar a nombres específicos que a fechas específicas, y es que al momento de la interpretación por parte del lector, sobre todo después de acontecido el hecho profetizado, lo que más impacta son los detalles. Así, pudiera ser que se le encuentre sentido a toda una profecía partiendo de una sola frase o un solo detalle. Para un mejor ejemplo de ello, otra cuarteta muy famosa de Nostradamus, la I 65, que supuestamente habla de la muerte de Enrique II:

El joven león al viejo ha de vencer
en campo bélico y en duelo singular.
En jaula de oro sus ojos saltará
dos clases una, luego morirá cruelmente. (Nostradamus, 37)

Efectivamente, en un torneo, una justa medieval, el Rey se enfrentó a un conde más joven que él, el Conde Montgomery, y al chocar las lanzas, la punta de la de éste último se metió por las pequeñas rejillas que le permitían ver al Rey a través de su casco dorado. El trozo de madera le destrozó el ojo y el Rey tuvo una lenta agonía de tres días antes de morir. Sin embargo, y a pesar de la coincidencia semántica tan fuerte, ¿no podría ser que la estrofa sólo habla, metafóricamente, de una simple sucesión real, un poco violenta tal vez? ¿Dónde están los límites de la sobreinterpretación? Ese es un problema que no le toca resolver al profeta mismo, sobre todo una vez muerto, porque la interpretación, una vez más, es personal. Y en el caso de que se le cuestione demasiado si ha atinado o no a una predicción, ya sea por considerársele hereje o embaucador, siempre es más sencillo escudarse con algo como lo que hace Torres Villarroel en este párrafo:

Este pronóstico es, como los demás, un rebujón de disparates y mentiras. Los príncipes que mueren, los potentados que enferman, las casas que caen y los navíos que se hunden, todos se hacen y se fabrican en la cabeza de los astrólogos y de ahí no salen ni las desgracias ni las felicidades. (1, 32)

Es decir, excusarse detrás de la idea, verdadera sobre todas las cosas, de que un profeta, por más que pudiera llegar a ver o a imaginar el futuro, no tiene ningún control sobre lo que en éste suceda. Tal y como el Oráculo de Delfos no podía ser culpado por lo que el destino trajera, puesto que su trabajo estaba simple y llanamente en verlo, cambiar, aceptar o rechazar el destino emitido era ya una tarea de cada receptor; en estos casos, de cada lector. ¿Y pudiera ser, a partir de este raciocinio, que el verdadero profeta, el que verdaderamente tiene el don de ver el futuro, se dedicase la vida entera a decir las cosas de una forma lo suficientemente hermética como para, literalmente, salvarse del suplicio que supondría ser demasiado claro? ¿Pudiera ser que la única razón por la que un profeta utiliza la poesía y sus recursos para plasmar sus visones fuera para llevar una vida tranquila, o al menos una vida? ¿Pudiera ser que tanto Nostradamus como Torres Villarroel hayan sido crípticos simplemente para salvarse de una probable acusación de herejía? Y en caso de que las respuestas a todas estas preguntas fueran afirmativas, ¿estaríamos entonces ante una prueba esencial de la existencia del don profético? Las preguntas quedan, las dudas permanecen, puesto que esto, también, es imposible de saber de cierto.
Quisiera terminar entonces este ensayo con una afirmación y otra serie de preguntas. El primero consiste en el problema de profetizar en prosa que ya se esbozaba en los primeros párrafos. A mi parecer, y por muchos de los aspectos arriba mencionados, el nombrar una profecía en verso es mucho mejor, para la polisemia, para el hermetismo y la recepción adecuada del lector, que la prosa. Pensemos sólo por un momento que Julio Verne hubiese redactado odas proféticas al desarrollo tecnológico y no narraciones futuristas. Seguramente hoy se hablaría de él como uno de los grandes profetas de todos los tiempos, y no como el padre de la ciencia ficción. Y es que es en eso en lo que una previsión del futuro en prosa se convierte, sobre todo a partir del ejemplo de Verne, en simple y llana ciencia ficción que nadie espera contenga los designios absolutos del futuro. En pocas palabras, no hay función profética en la prosa puesto que ésta no alcanza el grado necesario de polisemia para ello.
Esta última aseveración nos lleva necesariamente una vez más a uno de los puntos de partida del ensayo. Si es cierto que la profecía sólo se puede dar a nivel poético, por las razones que sean, y no a nivel de prosa y mucho menos de narrativa, ¿estamos hablando entonces de que la sustentación de la adivinación pende de un simple juego semántico-simbólico? Pero no basta con hacer cualquier poesía en cualquier caso, puesto que no todas se pueden considerar proféticas. Hay una diferencia clave entre la poesía y la profecía como la hay entre el soneto y la oda. Entonces tal vez habría que encasillar al género profético como un género literario más, como una forma poética específica, como un juego del lenguaje que basa las reglas de su estructuración en la percepción, metafísica o no, de un futuro, el futuro que pende de la recepción. Y entonces sí que habría que hablar de la inspiración profética como una posibilidad de creación.
Después de todo, si se trata de jugar con los significados y posibilidades de las palabras, con sus orígenes (pasados) y sus recepciones (futuros), ¿quién podría decir si, en realidad, no es lo mismo la metáfora que la metafísica, o, en caso que sean en realidad distintas, cuál fue la primera de las dos? ¿Cuál es más real? Si, como aseguran ciertas teorías del análisis literario posmodernistas y hermenéuticas, el problema reside en identificar la realidad de la ficción en un texto escrito, entonces tendríamos que pensar que una profecía bien podría urdir la estructura de un destino posible tanto en la realidad como en la ficción. Porque, ¿quién puede negar que cualquier simple enunciación, cualquier descripción de un fenómeno, predispone un número infinito de futuros, y una incertidumbre infinita de pasados? No podemos negar que los textos son necesariamente de aquel que los lee y dejan de serlo de aquel que los escribe en cuanto deja de hacerlo. Por eso, en el caso de la profecía, más que en ninguna otra forma de expresión, todo depende de la posición de ciertas palabras, o de la necesidad imperiosa que tenga el lector de creer.


Bibliografía

BORGES, Jorge Luis, “Torres Villarroel” en Inquisiciones, México, D.F.,
Alianza-Emecé, 1990.
DUMÉZIL, Georges, Nostradamus; Sócrates, México, D.F., FCE, 1989.
LABRADOR Méndez, Germán, “Hacia una (re)visión de los Pronósticos
de Torres Villarroel”, en Falsirena. Nihil Obstat, Ávila, 2002; 2: 87-107.
NOSTRADAMUS, Michel de, Las Profecías, Madrid, Edaf, 2001.
RICOEUR, Paul, Tiempo y narración, Tomo 3, México, Siglo XXI, 1996.
RODRÍGUEZ, Juan, “Memoria y voz narrativa” en Cuadernos Hispanoamericanos,
Madrid, 1998, Sept; 579: 49-58
SEGOVIA, Tomás, Poética y Profética, México, D.F., FCE, 1985.
TORRES Villarroel, Diego de, Juicios, visiones y pareceres, Salamanca, Consorcio
Salamanca 2002, 2002.
TORRES Villarroel, Diego de, Vida, Madrid, Espasa Calpe, 1989.
TORRI, Julio, La Literatura Española, México, D.F., 1986.
ZAVALA, Iris, “Utopía y Astrología en la Literatura Popular del Setecientos:
Los Almanaques de Torres Villarroel” en Nueva Revista de Filología Hispánica,
México, D.F., 1984; 33(1): 196-212.

20.11.03

Las coordenadas temporales de El Balcón de Jean Genet

por Omegar Martínez

Uno de los elementos más discutidos y analizados en la historia del teatro desde sus inicios es el tiempo. Aristóteles mismo plantea la “unidad de acción” como fundamental para las puestas en escena, percatándose de que toda acción tiene que estar basada tanto en un tiempo y un espacio concretos. Bien apunta Genet en la advertencia a El Balcón que “la representación teatral sólo puede ser la representación de un hecho”, y un hecho como tal, necesita tiempo para acontecer. No hay acción sin el tiempo pertinente para realizarla y el teatro, más que en otra cosa, se basa en acciones, eso es claro y conciso. Sin embargo, como en toda recepción por parte del espectador, es necesario plantear dos tiempos esenciales desde los cuales la acción se realiza: el tiempo subjetivo (el que transcurre de una forma u otra dentro de la representación) y el objetivo (el tiempo que transcurre para el espectador). Ambos tiempos existen, independientemente de la corriente o teoría literaria o dramática desde que se les examine e independientemente también del nombre que se les de.
El tiempo objetivo transcurre inexorablemente y al mismo ritmo sobre todos los asistentes, en este caso, al evento dramático. Si bien este ha variado con el paso del tiempo, tanto dramaturgos como actores se percatan cuando el público siente que la obra es o demasiado extensa o demasiado corta. Aunque si bien hay un límite, que no excedería sin temor las 5 horas, esta sensación de tiempo objetivo se ve intensamente influenciada por el paso del tiempo subjetivo en escena, si bien no de manera directa. De hecho el que el paso del tiempo se haga eterno o vertiginosos para el espectador depende, según una impresión absolutamente personal, de la intensidad de la puesta en escena y de qué tanto de esa intensidad se le transmite al público.
De cualquier forma el paso del tiempo objetivo es, irónicamente por el nombre y física del asunto, una sensación absolutamente personal, muy difícil de analizarse desde el texto de una obra. Sin embargo es muy factible y fácil discernir el paso del tiempo subjetivo a través del texto, las coordenadas están marcadas y, en muchos casos no hace más falta que seguirlas para encontrar el ritmo y cadencia que el dramaturgo quería plasmar al momento de la representación de su texto.
Esto no sucede con El Balcón de Genet. A simple vista la acción transcurre en un solo día y su noche. Incluso, y ahí está la trampa, llega a hacer que uno de los personajes, el Jefe de Policía lo diga hacia el final de la obra: “en esta noche...”, la escena entre Chantal y Rogelio claramente acontece a lo largo de una sola noche, hasta que llegan a separarse. Sin embargo esto constituye una trampa porque dentro de la ritualidad de las escenas de representación dentro de la representación, el tiempo también transcurre. Y no solo transcurre para los personajes, sino también para los actores que, dentro de la misma escena, se transforman y cambian los unos en los otros. Estos cambios que implican transformaciones completas en los personajes (citemos únicamente como ejemplo los respectivos cambios del General y del Obispo) no son gratuitos ni deberían ser sencillos. Sin embargo este es el juego que Genet hace con el tiempo en El Balcón, como será explicado a continuación.
Primero se nos presenta un escenario que se transforma, que rota, en el que los personajes se congregan y se confunden, se transforman y actúan entre sí. Es un espacio del que nunca se ve la entrada, ni la salida desde dentro, a pesar de la rotación. El contacto con el mundo es el mismo balcón que da nombre a la obra, desde donde entran los rumores del avance de la guerra y el sonido de las metralletas. Es el mismo transcurso del tiempo fuera de lo que vemos en el escenario lo que da la sensación de un universo vertiginosos que se contrae sobre sí mismo. Tenemos la sensación de que todo pasa muy rápido, de que el constante cambio de escenarios es prueba de ello, que, incluso, como participantes directos de los sucesos en la escena, la guerra se nos viene encima. Sin embargo el tiempo que percibimos como lo que pasa en escena no es, esencialmente, el que transcurre para los personajes, necesariamente.
Cuando los personajes de Genet hablan del pasado o del futuro, lo hacen sin pretensiones exactas de temporalidad. Por ejemplo, cuando Irma pregunta a Carmen qué fue de Chantal, no queda claro nunca si el momento de partida ha sido apenas antes o si ocurrió hace mucho tiempo. Ambas respuestas son correctas, ambas son factibles y ambas encajan dentro del esquema de la obra a perfección. Y lo mismo sucede con la llegada del Jefe de Policía, puede ocurrir simultáneamente a todo, incluso, tal y como Genet quiere hacer sentir al espectador que ocurren las cosas dentro de la casa, con Irma vigilando todo lo que acontece cada segundo dentro de sus dominios.
La sensación de que todo se viene encima y al mismo tiempo no sabemos cuándo ocurrió o va a ocurrir alcanza su punto culminante al momento de el fin del primer acto con el telón. Sabemos que la caída de la Reina no tardará en ocurrir, o al menos lo intuimos, y sin embargo no sabemos si exactamente pasará al momento de que inicie al segundo acto, o si al final de la obra. Resulta ser que la caída de la Reina no ocurre sino a la mitad del segundo acto, la acción en sí no es importante puesto que esta no transcurre ni en escena ni en el espacio subjetivo del burdel, sino en un espacio que solo nos es narrado. De ahí el gran juego con el tiempo que hace Genet con la obra y que, sin un análisis profundo, pasaría desapercibido: el tiempo en El Balcón es un tiempo narrado. La mayoría de las veces no vemos que pase, aunque lo parezca. Me explico con mayor claridad: con mayor razón en las escenas donde vemos transformación de los personajes y tenemos la sensación de tiempo que pasa, la ilusión está funcionando.
Las escenas, en su gran mayoría, son estáticas, son cuadros fijos que necesitan terminar para que el tiempo global avance. El paso del tiempo verdadero es una narración que hacen, sobre todo, los personajes principales: Irma, el Jefe de policía y Carmen. Así, la invasión completa de una ciudad, la caída de una Reina, los rituales realizados día con día en el burdel, el pasado y futuro amoroso y personificado de los personajes se sintetiza en las escenas dentro de la casa. Lo que el espectador ve es una representación de la síntesis dentro de las cabezas de los personajes que se representan a sí mismos.
En realidad, los únicos personajes que están en tiempo real y que lo representan “rápido” pero en “cámara lenta” según las propias acotaciones, son los tres muchachos: La Sangre, Las Lágrimas y El Esperma. Las pistas para ver esto son pocas, e incluso se podrían llegar a sobreinterpretar, sin embargo es de notar las siguientes dos escenas: cuando interactúan con Irma, está se mete dentro de su sueño para hablarles, siendo esta la única escena donde hay una dislocación del tiempo subjetivo sin un cambio de escena o de escenario; la otra escena es cuando los tres muchachos hablan con el Jefe de la Policía, lo cual parecería desmentir la afirmación anterior, pero sólo si obviamos las cámaras fotográficas. Las cámaras están ahí no por casualidad, nada está por casualidad, las cámaras son sinónimos de instantes de tiempo capturado. Los tres muchachos, en esta escena, superan su capacidad simbólica puramente alegórica para convertirse en una imagen, literalmente, del tiempo congelado.
El tiempo congelado no sale sobrando de ninguna forma si nos volvemos a meter con la idea ritual. Por los rituales no pasa el tiempo, estos deben permanecer iguales por siempre, para alcanzar su objetivo: aunque se sigan realizando o no, los rituales deben permenecer iguales al menos en la memoria de quien oye hablar de ellos o los presenció alguna vez. El sentido de un ritual es poderse repetir, y de una forma solemne además. Guardar las formas rituales es lo único que lo distingue de convertirse en una simple costumbre. Es necesariamente la repetición (a lo largo de largos o cortos períodos de tiempo, siempre con las mismas personas o con distintas, no importa) lo que le da y quita sentido al ritual. Esta es, sin duda, por las características de interpretación desdoblada y repetitiva de los personajes, una obra ritual muy bien lograda. Sería muy ingenuo pensar que Genet no sabía qué era lo que estaba haciendo con el tiempo en ella.

trabajos, trabajos...

¿Debería subir aquí los ensayos de la universidad? Ah, decisiones, decisiones...

¿hola?

...perdimos la prueba de la existencia de dios...