blurblog en newsblur

5.9.14

Colofón(do)

Escribe Rafael Pérez Gay en Milenio, hoy, sobre el FCE. A diferencia de Zuckermann, de quien no diré más, y mucho menos sobre su quejumbrosísima nota final al despeñadero al que él mismo se arrimó, a Pérez Gay sí se le nota que sabe de lo que está hablando. Su hermano, el Maestro José María Pérez Gay fue, durante muchos años, miembro destacado del comité interno de literatura del FCE, y supongo que algún conocimiento habrán compartido al respecto, además de ser, él mismo y por su propio mérito, editor, escritor, investigador.

Esta es una breve nota y voy por puntos. No hay mucho que rebatirle o anotarle a Pérez Gay [RPG], tal vez un par de cosas que añadir o aclarar.

1. Estoy de acuerdo con RPG en que el país no necesita un estado editor tal como está ahora. El problema, (creo que de acuerdo de nuevo con RPG, no es muy claro su texto en ese sentido), no es el FCE, sino las muchas, muchísimas, instancias editoriales cuya finalidad es a veces desconocida, que dependen del estado y de los estados: los museos y recintos, los institutos, las subdirecciones, los programas; y los consejos estatales, cada uno con programas, subdirecciones, institutos y museos y recintos (31 x 31 x 31 x ...).

2. RPG no menciona a la UNAM, que, en conjunto, debe ser la editorial pública, aunque autónoma, más grande del país. No la menciona, supongo, porque se necesitaría ser muy bruto (te estoy viendo, Zuckermann) para cuestionarse si vale la pena que las universidades publiquen los libros que son el resultado directo o indirecto de sus procesos docentes, administrativos y académicos. El problema de la UNAM, que sí tiene muchos libros embodegados con nula o escasa red de distribución, una de las quejas principales del texto de RPG, es de otra índole y tiene que ver con sindicatos, legislación interna y presupuestos, no con la finalidad de sus libros. Nadie en el mundo pensaría en desparecer Oxford Univeristy Press, por ejemplo, por más que sus libros estén subsidiados.

3. El problema, al que apunta claramente RPG, está en el quid del FCE. Por un lado no es una instancia académica en sí, y por el otro tampoco es el merequetengue de la idea de publicar libros del Conaculta. Se pregunta RPG si el estado "debe" ser guardián de la memoria y cultura del país. Supongo que sí. Por ejemplo: se podría pensar en que hubiera una instancia editorial que cobijara aquellas obras de autores que, por el hueco infame de 100 años que contempla la Ley Federal del Derecho de Autor, se han quedado abandonadas al no tener sus autores, fallecidos, herederos comprobables ante la ley. Autores en este limbo (y sus obras) hay más de un centenar; pongamos como ejemplo el caso de Rubén Salazar Mallén, que no se publica porque sus derechos están vigentes y no tiene quien firme un contrato de edición para sus obras. Estas obras huérfanas se quedan al amparo del Instituto Nacional de Derechos de Autor que tendría la facultad de cobrar y resguardar, en nombre de un heredero que tal vez apareciera después, por su explotación. Sólo que el mismo Instituto no es una editorial. ¡Ah!, si tan sólo hubiera una instancia editorial del estado, académicamente independiente y descentralizada, cuya finalidad fuera publicar las obras de autores mexicanos y latinoamericanos que otras instancias privadas no podrían o querrían publicar, para difundir la cultura nacional y latinoamericana en todo el mundo... ¡caramba, qué coincidencia!

3a. Entonces, brevemente, no haría falta que el FCE justifique más su existencia (ni por un "deber" estatal, ni por el presupuesto o lo que sea) siempre y cuando cumpliera sus estatutos y misión. Cosa que no están haciendo los que hoy la dirigen. Esto no es nuevo: ya antes se ha incumplido por libros y momentos, pero no he hallado un lapso en su historia en que se haya hecho a un lado la ontología de la entidad de manera tan descarada y persistente como ahora.

4. RPG dice que no hay red de distribución para los libros y que por eso es un despilfarro hacer tantos, y que tampoco se hace un esfuerzo por devolver el dinero invertido. Esto es engañoso, aquí el balance está entre si se hacen muchos libros para bajar el costo de cada ejemplar, lo cual resulta tarde o temprano en libros embodegados, o si se hacen pocos a un costo más alto pero con precio subsidiado, disminuyendo el retorno de inversión. Por un lado hay menos títulos pero más ejemplares, más baratos, que podrían hacer más fácil el retorno del subsidio si se venden bien; por el otro hay más títulos y menos ejemplares, más caros y más subsidiados en tanto a retorno de inversión. ¿Qué preferirían criticar RPG, Silva-Herzog, Zuckermann, etc.?

4a. En cuanto a la red de distribución, creo que en México sólo la Conaliteg es más eficiente que las librerías de Educal (Conaculta) y del FCE en la distribución de títulos propios y ajenos, ¿qué sería de los libros que no son de texto o venta directa sin estas librerías? Yo propondría fusionar las librerías de todas las instancias gubernamentales: Conaculta, FCE, consejos estatales y universidades, así como centralizar la venta de los libros de estas instancias en internet con apertura a que los sellos independientes también pudieran vender sus libros en el portal. ¿Bajo el FCE? No importaría.

Como conclusión, dice en algún momento RPG que deberíamos tal vez tener tres FCEs. No creo que sea para tanto. Bastaría, para no volver a esto, con que el que tenemos hiciera lo que tiene que hacer, que el Conaculta y sus dependientes decidieran si van o no a publicar, editar y vender libros al mismo tiempo que el FCE, y que la UNAM y las demás universidades arreglaran su desmadre. Fácil, ¿no?

3.9.14

Al Fondo a la derecha

Esta es la última nota que escribo con respecto a la polémica en torno al FCE, que hoy cumple 80 años. Ya no puedo volver a leer a Zuckermann, porque acabo de terminar de leer su respuesta a Jesús Silva-Herzog Márquez y perdí como 50 puntos de mi coeficiente intelectual. Espero que sea temporal, si no, esta nota va a quedar pésima.

Primero, el tal Sucker-Man (ya no me importa escribirlo bien) empieza por insultar a Silva-Herzog, pero lo hace de la peor manera: "te podría decir tonto y feo y cara de caca pero no lo haré, aunque ya lo hice, upsi, jijiji". Vaya recurso infantil e idiota, señor Sucky. Ojalá pueda releer, en unos años, su texto de hoy y sentir el #cringe que sentimos los que tuvimos el infortunio de leerlo recién.

Bueno, el resto del "artículo" (si a esa pataleta vendida se le puede llamar de tal modo) no mejora mucho. Si algo ha demostrado al mundo No-Leo Chupa-Chups es que no sabe nada de libros o de la industria editorial. Bueno, por no saber no sabe nada del mismo mercado que tanto quiere presentar como la panacea universal (aunque diga que nooo, que de ningún modo, que cómo crees).

En fin, voy por sus preguntas, porque si copio el resto de las idioteces aquí me voy a sentir sucio.

1. "¿Por qué no podemos tener a un editor como Jaume Vallcorba, fundador de Acantilado, dirigiendo el FCE?"
Pues, de entrada, porque Vallcorba ya se murió, zopenco. ¿Se te ocurre otro nombre? Debe haber como 200 más, al menos, en el mundo de habla hispana, entre muertos y vivos, y entre los cuales ha habido algunos, buenos editores, al frente del FCE. ¿Qué tiene eso que ver con nada de tus quejas?

2. "¿Por qué tiene que ser un exvocero presidencial?"
¿Por qué no puede ser un robot en forma de planta carnívora quien escriba las columnas de Zuckermann? Creo que por esa sola razón habría que desaparecer todos los periódicos en español.

3. "¿Por qué nuestro jefe de Estado nombra a amigos o aliados en esas posiciones?", pregunta, y, acto seguido, se contesta: "Pues porque así de retorcida es la política. ¿O no?" 
No, Leíto. El jefe de estado nombra a quien le da la gana al frente del FCE porque puede, porque eso dicen los estatutos. Si este es el problema, si lo que quieres es que el FCE sea "independiente" y de ahí el problema que tienes con el "subsidio", entonces toda tu crítica está desenfocada del inicio. Estás pidiendo que se tire una casa porque hay una gotera; comprar un nuevo coche porque hay que cambiarle el aceite.

La siguiente pregunta es más larga. La copio con el dolor de mi corazón:

4. "Voy a dejar en claro de una vez por todas mi argumento: yo no tendría problema que existiera el FCE siempre y cuando dejara de recibir subsidios del Estado. No me parece correcto que se utilice dinero público para beneficiar a las clases medias y ricas del país que son las que, por desgracia, más leen en México, según las encuestas de lectura. En el caso del FCE son 238 millones de pesos al año. A eso habría que sumar los subsidios de todas las publicaciones que hace el Estado a través del Conaculta, las universidades públicas y los centros del investigación. ¿Se justifican?"
a) Tu argumento es inválido porque "por desgracia" estás vil y llanamente manipulando las Encuestas Nacionales de Lectura para darte la razón. Ya lo expliqué en mi entrada anterior.
b) 238 millones de pesos al año entre 120 millones de mexicanos toca a poco menos de dos pesos por persona por año. Si Z piensa que esta cifra no importa, tampoco importa el número de donde salió la cuenta. ¿Podría ser más eficiente el FCE, tener menos empleados, gastar menos? Sí, sin duda. ¿Es razón para cuestionar su existencia? No.
c) Sí se justifican los subsidios. Todos. ¿Se justifican los libros de texto gratuitos que publica la SEP a través de la Conaliteg? Pues es lo mismo.

Antes de concluir con un párrafo acerca de la censura estatal contra la censura del mercado, en el que también se equivoca y que no abordaré por absurdo, Zuckermann dice que hoy Kafka se hubiera podido publicar solito a través del internet.

Voy a tratar de contestar esto sin que me explote la cabeza o sin gritarle a la pantalla.

Mmmmm. No, Z, porque de entrada Kafka no quería que lo publicaran, quería que lo quemaran. Y no, porque el "mercado" que tanto pregona Z no funciona así. Y los libros no funcionan así. Nada funciona así.
El que Z no haya leído mis respuestas a sus artículos, o el que pueda fingir no haberlo hecho aunque acaso lo hubiera hecho, es una muestra contundente de que tener un blog (o wordpress o tumblr o lo que sea) no funciona igual que publicar en un medio editorial establecido, ya sea de libros, periódicos o revistas. Y en libros electrónicos es todavía peor. Por cada Amanda Hocking (y ya no digamos el pésimo ejemplo de J. K. Rowling que usa Z) hay cientos de miles autores que se autopublican, como le recomienda hacer Z a K, que no venden o venderán nada o casi nada, tal vez algunos de ellos buenísimos, quién sabe. Y eso en el mundo de habla inglesa: todavía no ha pasado que un autor en español salte a la fama tan solo publicado, por su propia mano, en electrónico. Supongo que sucederá en España o en Argentina en los próximos años. ¿En México? No. ¿Da igual publicar sin sello que con sello, da igual que tus poemas los publique el FCE que subirlos a yoescribo.com? Yo reto a Z a que lo intente, como Doris Lessing, la ganadora del premio Nobel, que trató de publicar una novela bajo seudónimo, a principios de los 60, sin decirle a nadie. La novela se la rechazaron en varias ocasiones y en varias editoriales. La autora lo hizo a propósito, para demostrar la dificultad de publicar sin un nombre, aunque el contenido fuera de calidad. Dejo las conclusiones sobre lo que dice esto acerca de no sólo los libros en México y el mundo, sino de las ideas erradas del señor "Leo Súper-Mal".

Una nota de índole personal: podría pensar, quien lee estas entradas, que las he escrito por estar enojado, ya sea con Zuckermann, el FCE o alguien más. Nada más lejano de la realidad. Las escribo porque para mí, leer estas entradas de Z es como leer que alguien, que no tiene idea de cocina, publica lo siguiente: "Vamos a hacer un chile en nogada. Como saben, el chile en nogada queda mejor si un día antes de comerlo se baña con una solución de azufre y cloro y se deja reposando sobre un nido de abejas hasta que lo cubran de miel." De ese tamaño son las pifias que escribe Zuckermann para los que saben de libros.

2.9.14

Primera carrera de Fondo

Aunque ya me cansé, no puedo dejar pasar los desatinos que Zuckermann sigue publicando respecto del FCE. (Podría preguntar por qué el editor del periódico no le pide que ya no escriba de eso, pero sé la respuesta: mientras más tonterías escriba Zuckermann, más gente comprará el periódico o entrará al portal, y eso significa más publicidad para el diario; así que, a mayor cantidad de barrabasadas, más dinero. Súper.) 

En fin, escribe Zuckermann [Z], hoy en Excélsior, que "No quiere que el Estado le subsidie libros". Empecemos por lo fácil: Z tiene razón cuando dice que "en México, las instituciones del Estado a menudo se convierten en instituciones del gobierno. Es lo que ha pasado con el Fondo, como con muchas organizaciones que supuestamente apoyan a la cultura". Estamos de acuerdo (y no sólo yo y Z y Mauricio Tenorio, sino también el atinadísimo Héctor de Mauleón y el siempre contundente Jesús Silva-Herzog Márquez) que es de pésimo gusto lo que están haciendo con el FCE. Deberían estar cuidando su misión y estatutos en vez de descuidar su plan editorial (que, en su calidad de celebratorio, es sólo una extensión de su mismo programa editorial de varios años atrás, con poca cosa añadida a marchas forzadas, y plagado de reimpresiones sin ton ni son). En resumen, de acuerdo todos con que lo siguiente está mal, muy mal: el servilismo de la institución, "Conversaciones A Fondo", los apps para iPad y iPhone, el descuido de su programa y calidad editorial y la poca idea que tienen respecto de ser un editor quienes la dirigen ahora. 

En todo lo demás que escribe Zuckermann, se equivoca. En todo. 

Repite su idea de que hoy el Fondo ya no es necesario porque hoy hay muchas otras editoriales, razonamiento al que ya contesté y al que no vale la pena volver. Sólo que ahora agrega que, en la FIL de Guadalajara se puede ver a "muchas editoriales de nicho que son un exitazo". Yo creo que Z se sorprendería del retorno de inversión que tienen las editoriales, tanto grandes como pequeñas, en México: frecuentemente es bastante más alto el rendimiento de los Cetes. Tanto las que él considera un "exitazo" (me gustaría saber en cuáles sellos y en qué títulos está pensando, para reírme un rato) como los grandes conglomerados "que están adquiriendo" a las pequeñas, todas tienen libros embodegados, libros que no se venden, burocracia y administración interna y externa, y subsidio (porque ya quedamos que todos los libros están subsidiados al no pagar impuestos). Eso contesta las agudas preguntas de Z en este sentido. En cuanto a que en la FIL se puede ver el buen estado de la industria editorial en el país... no, Z, simplemente no: la FIL es un evento en buena medida auspiciado (subsidiado) por el estado de Jalisco, el Conaculta, la UdeG, y por las grandes editoriales y las instituciones públicas que cubren gran parte del costo de la organización, ya sea aportando dinero, apoyos o descuentos directamente, o, simplemente mediante el pago de los stands más caros; sin este subsidio, la presencia de las demás editoriales, con stands pequeños y al fondo del recinto ferial, sería imposible.

Luego dice Z que quiere desaparecer las editoriales de las universidades también, pero no las universidades en sí porque "si estas [...] instituciones desaparecieran, los mexicanos correríamos el riesgo de perder la poca investigación académica seria que se hace en nuestro país". Sí, Z, pero, ¿dónde van a publicar estos investigadores los resultados de sus investigaciones? ¿Creerá Z que Planeta, MacMillan, Santillana querrían publicar algún libro de los que publica la DGP o los II de la UNAM? Esos libros y revistas académicas simplemente no existirían sin subsidio. Es como del peor dadaísmo imaginarse a los investigadores, que de por sí hay pocos, así, en el aire, sin publicar, sin consejos editoriales, ni dictámenes ni nada, investigando y experimentando sin presentar resultados, igual que el coyote que persigue al correcaminos.

Luego dice Z que sí, hay que "eliminar 'los creadores nacionales, los premios estatales a todo tipo de labor (incluyendo los de periodismo), el subsidio a las academias y al Colegio Nacional, el pago público a asesorías y pláticas de comunicólogos y sabiondos nacionales'". Bueno, pues que devuelva los dos premios nacionales de periodismo que ha recibido, incluyendo el dinero, si tan mal le parece. Eso sí, nadie se le va a unir y tampoco nadie le va a aplaudir si los devuelve: Z no sería Lennon devolviendo el MBE a la Reina por la guerra de Vietnam, aunque eso se imagine.

Luego retoma que el internet es maravilloso y puede arreglar el problema de los libros y la lectura en México. El problema, Z, es que en México, y a diferencia de los libros, el internet SÍ es de clases acomodadas. Tienen internet, sólo en 3 de cada 10 hogares, la mayoría con una conexión lenta y cara, y la mayoría en las grandes ciudades entre la población de clase media y alta. Lo que Z se imagina que es el internet en México está casi más errado que lo que se imagina que son los libros.

Por último, el peor error de Zuckermann: está basando todo lo que dice respecto del "subsidio que beneficia a la clase alta" en las Encuestas Nacionales de Lectura [ENL] que el Conaculta organizara en 2006 y en 2012 [con una muestra representativa de entre 4 y 5 mil personas en todo México]. Además de que las encuestas no son un censo, Z está manipulando las ENL para darse la razón. O no sabe leer resultados estadísticos o quiere pensar que ninguno de sus lectores sabe hacerlo. Lo que claramente dice la encuesta no es que los que los pobres lean menos que los ricos, Z, sino que los pobres tienen mucho, pero mucho menos acceso a los libros que los ricos. Las ENL dicen que fuera de las ciudades y de cierto nivel de ingreso las oportunidades para leer, y no digamos comprar libros, desaparecen casi del todo, porque no hay librerías, ni bibliotecas, ni nada. Dice la encuesta, también, que muchos pobres quisieran leer o tienen interés en comprar libros, pero no tienen acceso, ni dinero, ni disponibilidad para ello. Esto NO se va a solucionar cerrando librerías o quitando el subsidio a los libros.

Me sorprende que, entre tanta queja por los subsidios, a Z se le haya olvidado ir en contra de la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos, el programa de subsidios a la lectura, la educación y a los libros más antiguo, extendido, exitoso y completo no sólo de México, sino del continente y tal vez del mundo. ¿Por qué será? ¿Se habrá dado cuenta que no tiene argumentos para ir en contra del programa, que ha beneficiado a millones, y que si lo critica se verían más los huecos en su razonamiento? ¿O será por algo más macabro, como seguir la consigna de un tercero por desprestigiar al FCE e instigar a que lo vendan o lo cierren?

Como colofón (me gustaría saber si Z sabe qué es un colofón): si "no quiere que el estado le subsidie libros" hay una salida fácil: Z puede, si quiere, comprar solamente libros extranjeros, en inglés o lo que le acomode, en Amazon o en otra librería en internet, ya sea físicos o en electrónico, es igual, y así podría dejar de estorbar al país con sus imaginaciones de beneficencia capitalista.

A ver qué más desparpajos dice Z en la respuesta a Silva-Herzog que promete en su artículo. Me guardo la entrega número dos, y última, de esta entrada para entonces.