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30.8.04

¡oh sí! ¡oh, sí, sí! ¡oh, oh, oh, sí, sí sí, sí sí sí, sí!

¡¡¡¡¡¡R.E.M. viene a México!!!!!!


R.E.M. Posted by Hello

Vaya, 15 años de espera, y por fin...
Me dan (hasta) ganas de llorar...

Por supuesto que me voy a comprar dos boletos, para cada una de las fechas, al menos uno de primera fila.
Sí, de primera fila, cueste lo que cueste, tenga que hacer lo que tenga que hacer.
Así que 3 y 4 de diciembre no cuenten conmigo.

27.8.04

lo de los libros

Perdón, estimados lectores. Olvidé terminar la historia de la votación de los libros.

Después del incidente con el querido árbol de los 1000 nombres y su blog (la alumna en cuestión se acercó para decirme que ya "sabía de mi secreto", yo me imaginé que hablaba del blog, pero no dije nada en principio, un poco pensando que se trata de que un blog NO sea secreto, al menos este, pero dudando de si hablaba de que tal vez le parecía mal que hubiese puesto el futuro de su educación a consideración del respetable público... en cuyo caso, pensé, la cosa no era del todo mala puesto que ella también hubiera podido votar por el futuro de su propia educación si hubiese leído este blog antes, por lo que en realidad si la cosa estaba mal, sería su culpa, por lo que mejor, al final, seguí sin decir nada, a lo que ella agregó que era chido tener un blog, mi respuesta fue "Pues..."); decía que después del incidente, y un poco por incapacidad de decisión, tanto del que esto escribe como de sus (dos) lectores, llegué a la conclusión que era mejor que los alumnos eligieran sus propias lecturas, de la siiguente, recortada, lista:

1
El Perfume;
1984; ó
El Caballero Inexistente.

Y

2.
La Tía Julia y el Escribidor;
20 Poemas de Amor; ó
Bestiario.

La mayoría de los alumnos eligió 1984 y el Bestiario. El gran perdedor: Neruda.

Saludos, y gracias por las quejas (Luisfey), todo se lee en este blog.

26.8.04

el peor spam del mundo

Me llegó esto por mail.
Este tipo de cosas nada más me deprimen, en verdad.
Por favor, alguien hágale mucho spam a esta dirección de correo.
Se lo merece.
De verdad.
El pobre no puede ni rimar, y eso que está usando infinitivos.
(Inserte aquí un grito contenido.)

EL TIEMPO

Si el tiempo dejara de correr,
Si las lunas dejaran de pasar
Desearía seguir contigo aquí,
Para siempre seguir y no parar

Hacer de los dos un cuerpo fiel,
los amores se unan sin pensar
Y que nada cambiara al pasar,
porque el tiempo me mata sin parar

Amarte diariamente un poco más
Mi deseo anhelado es lograr
Que algún día lograras compensar
Todos esos sentimientos para dar

Pero el tiempo es mi enemigo sin dudar
El tiempo que estoy contigo se me va
Los hermosos momentos correrán
¿por qué no los puedo yo parar?

Si el tiempo dejara de correr,
Si las lunas dejaran de pasar
Desearía seguir contigo aquí,
Para siempre seguir y no parar

AUTOR: Pablo Cerda Cruz.
6/Noviembre/1999
México D.F.
pablo@comunicaciondirecta.com


24.8.04

ocupado

Lo siento, estoy muy ocupado viendo las olimpiadas.
Volveré pronto.

18.8.04

el horror

Por favor, que alguien me explique, en términos coherentes, por qué exactamente es más importante pagar un sueldo alto a cualquier burócrata inútil (como al, digamos, subdirector de transporte de la tercera sección norte de Huixquilucan) que asignarle una beca de entrenamiento y un entrenador a un mexicano que está tratando de hacer su mejor esfuerzo para, al menos, no quedar eliminado en la primera ronda del Judo olímpico.
Por favor.
Y luego esperan que dentro de dos años vote por alguno de los tres imbéciles que se van a postular para presidente, o por alguno de los miles de buenos para nada que quieren ser senadores o diputados, para recibir un sueldo desorbitado durante tres años por trabajar 12 semanas, en total.
Ya estoy harto, faltan DOS AÑOS para las elecciones y ya estan jodiando con su "vota por mí".
Cada vez odio más a los políticos, a todos. Ideología o nacionalidad, me da lo mismo: son la escoria del mundo.
Lástima, filosóficamente la política era una buena idea.
Mi propuesta, para dentro de dos años, es que el día de las elecciones NADIE vaya a votar.
Que se jodan todos.
Al fin, uno sigue pagando impuestos y el gobierno parece que ni existe. Pues que no exista y ya.
Les aseguro que nadie va a notar la diferencia, excepto que entonces podríamos dedicar dinero para entrenar y becar a atletas, aunque no ganen competencias, y a darles libros y juegos a los niños, y a llevar agua potable a los pueblos de las montañas.
Yo no necesito un subdelegado de ni madres. Lo que necesito es poder ver o leer las noticias sin tener que enfrentarme a tantos imbéciles.

12.8.04

dar y recibir

(Es la cuarta vez que empiezo a escribir este post, y que se me borra. Estoy a punto de no escribirlo más, pero lo haré...)

El lunes empieza mi doble vida, dando y recibiendo... clases.
  • Lunes y miércoles voy a la universidad a tomarlas.
  • Martes, jueves y viernes voy a la preparatoria, a impartirlas.
El problema es que todavía tengo que elegir dos lecturas obligatorias (fuera del programa), y estoy atorado.
Así que pongo a votación (de todos mis (dos) lectores) las listas de obras finalistas para convertirlas en obligatorias. Los votos se reciben en la sección de los latidos-comentarios. Recuerden que mis alumnos tendrán 16 años en promedio. Los libros que no resulten los beneficiados en la votación quedarán como lecturas optativas.

Los candidatos son...

Un libro de la siguiente lista:
  • 1984, original del señor Blair, AKA Orwell
  • El Perfume, original del señor Süskind
  • El Caballero Inexistente, original del señor Calvino
  • La Insoportable Levedad del Ser, original del señor Kundera
  • Las Partículas Elementales, original del señor Houllebecq
Y un libro de la siguiente lista:
  • La Tía Julia y el Escribidor, original del señor Vargas
  • Cien Años de Soledad, original del señor García
  • 20 Poemas de Amor y una Canción Desesperada, original del señor Reyes, AKA Neruda
  • Bestiario, original del señor Cortázar
  • La Vida es Sueño, original del señor Calderón
  • ¿Olvida Usted su Equipaje?, original del señor Ibargüengoitia
La votación queda abierta hasta el lunes, inclusive.

11.8.04

el fardo en la palabra

Me entero, con un poco de sorpresa, que ha muerto Fernando Lázaro Carreter, lingüísta distinguido y miembro de la Real Academia de la Lengua Española, quien dedicó gran parte de su vida a explicar el uso correcto de frases y palabras, a través de su columna en periódicos españoles y de sus dos libros que recopilaban lo mejor de dichas columnas, del mismo título "El Dardo en la Palabra".
Yo tuve la ¿fortuna? de encontrarme con uno de sus libros en el puerto de Santander, España, una noche en la que no tenía mucho que hacer puesto que viajaba yo con dos parejas amorosas. Así que me dediqué a leer sus disertaciones sobre lengua y sintaxis, con relativo gusto, entretenimiento y placer, hasta que llegué a un artículo en el que hablaba del uso de la X en nombres americanos, como en México, Texas, Xochimilco, etc.
En este artículo Lázaro Carreter dejaba muy en claro que se trataba de
una concesión, una especie de favor

el que nos hacía la lengua española al permitirnos pronunciar la X como si esta fuese la muy castellana y bien utilizada J. De esa forma:
la escritura correcta de dichos nombres propios es con J, pero debido a la costumbre y a la búsqueda de identidad se ha insertado el uso de la X, letra extranjerizante y que nada tiene que ver con la lengua castellana.

Vaya fardo en la palabra que tuvo que hacer don Lázaro para explicarse que la J es la letra a seguir, y no cualquier otra. Cuando terminé de leer ese artículo deje de leer los demás, bastante enfadado, poniéndome a pensar en la cerrazón de él y de tantos otros a la modificación de lenguaje a través de los tiempos. Después lo olvidé hasta hace un par de días, cuando me entré de su muerte.
Así que ahora lo escribo, tal vez cobardemente ahora que el atacado ya no está para defenderse, pero la verdad es que no me preocupaba, ni me preocupa, que él ya no esté en el mundo, por lo siguiente:

Querido Fernando:
Estas líneas son sólo para decirte que, aunque en efecto en muchos casos pronunciamos la X como J, y que en estos casos dichas letras bien podrían ser sustituídas una por la otra, como ya lo hacen en España al escribir México con j (¿Méjico?), o Tejas en vez de Texas, en realidad no se trata del mismo sonido, ni de la misma percepción de las cosas, ni del mismo sentido. Lo que nos hace escribirlo de ese modo no es que querramos distinguirnos de la Madre Patria, ni que querramos dejar nuestra huella en "vuestro" precioso lenguaje, sino al contrario, lo hacemos por derecho propio. La lengua española, siento decírtelo, es ahora más nuestra que suya. Mucha más gente habla Castellano en este continente que en tu península, y mucha más gente lo habla en mi ciudad que en tu capital. Así que vamos a escribir México (y Texas, y Xochimilco, y Xicoténcatl) como se nos venga en gana, de aquí a la eternidad, sin dar explicaciones de nada a nadie, porque podemos y queremos, y así va a estar bien escrito, aquí y en China.
Si no querían que su precioso idioma se manchara y se llenara de incorrecciones, lo hubieran pensado antes de conquistarnos brutalmente hace 500 años.

Descansa en paz, aquí te cuidamos el dardo (tuyo), y las palabras (que son de todos).

6.8.04

Spot

Ahí estaba siempre, inconfundible. Al principio Plutarco pensó que era el ángulo de la luz frente al espejo, y encendió una lámpara adicional. Cuando eso no funcionó, intentó mirarse en cuanta superficie reflectora se encontrara en su camino, pero siempre obtenía el mismo resultado: una gran mancha roja con la forma de Nicaragua en su mejilla izquierda.

Se sentía observado, sabía que los desconocidos lo miraban por las calles, y que sus amigos y familiares lo examinaban detenidamente. El hecho de que nadie le dijera nada con respecto a la mancha roja en su rostro simplemente confirmaba su presencia, porque esta era tan obvia, le parecía, que preguntar por ella hubiese sido de muy mal gusto y de mala educación.

En un principio, cuando esta acababa de aparecer, Plutarco pensaba poco en la mancha, excepto por las mañanas y por las noches, cuando verse al espejo era casi inevitable. Pero poco a poco el pensamiento se le fue llenando de superficies y protuberancias rojas y hasta moradas. Cada minuto que pasaba sin verla, estaba seguro, la mancha aprovechaba para crecer y aumentar de tamaño, y eso lo hacía correr al baño más cercano a observarse la cara, detenidamente, al espejo, desde los más diversos ángulos y enfoques, ante el asombro de los demás usuarios del servicio, cuando éste era público.

Le encargó a Inmaculada, su secretaria, que buscara literatura médica sobre el tema, preocupado por las posibles causas de la erupción. Inma, como le llamaba él, consiguió algunos folletos sobre cremas milagrosas anti-manchas, que le entregó sin entender de qué se trataba aquello. Plutarco fue entonces a una farmacia y compró cinco o seis diferentes cremas de las que prometían hacer desaparecer los síntomas, pero esto no sucedió, sino que, al contrario, a los pocos días de seguir los tratamientos la mancha ya no tenía sólo la forma de Nicaragua: a este país se le habían agregado Honduras, Costa Rica y parte de Panamá.

Al día siguiente llamó a su jefe por teléfono y pidió sus vacaciones. El jefe se las otorgó a regañadientes puesto que, como Plutarco nunca había tomado sus descansos anuales durante más de 15 años, el monto de sus vacaciones acumulado asendía a poco más de 4 meses. La primera semana de descanso Plutarco apenas salió de su cama, no se lavó ni hizo cosa alguna más que ordenar comida por teléfono y untarse una cantidad exagerada de cremas y lociones en el rostro con una frecuencia obsesiva. Parientes y amistades lo llamaban por teléfono, pero él siempre alegaba estar descansando. Inma lo llamaba para citarlo con diversas personas de negocios, pero él le daba largas a las citas y a los encuentros. Nunca había sido vanidoso, pero le horrorizaba salir a la calle con la mitad izquierda de la cara ostentando una mancha que ahora ya era del tamaño y forma proporcional a toda Centroamérica, con la península de Yucatán en la frente y un poco de Colombia hacia la barbilla.

Plutarco se encontró a sí mismo imposibilitado para hacer cualquier cosa. Leer o mirar la televisión era imposible puesto que siempre se terminaba por enfadar ante los rostros perfectos de la pantalla, y ninguno de los personajes sobre los que leía tenía su problema (los únicos libros que soportaba más o menos bien eran "El Jorobado de Notre Dame", "La Montaña Mágica", y las obras completas de Onetti, pero lo deprimían). Así que se dedicó a escuchar la radio y a reirse con grandes carcajadas al imaginarse a locutor tras locutos con manchas en la cara con las formas de África Meridional o las Ex Repúblicas Soviéticas.

Y la cosa siguió así, la mancha siguió creciendo y Plutarco siguió untándose cremas en el rostro, escuchando el radio y comiendo pizza, que recibía en la puerta de su departamento usando un pasamontañas. La fecha de su vuelta al trabajo se acercaba cada vez más, así que un buen día tomó la decisión de ir a ver a un dermatólogo. Hizo una cita y acudío con su pasamontañas y con miedo de que éste se espantara al ver su rostro. Pero al descubrirse el rostro el dermatólogo no lo miró con horror, sino con condescendencia: le dijo que no tenía nada, sólo una barba muy descuidada. Plutarco se enfadó en extremo y el dermatólogo le mostró su rostro al espejo. Éste, que apenas el día anterior estaba invadido por un continente rojo, aparecía ahora completmente normal y desmanchado.

Plutarco volvió a su casa absolutamente pasmado. Se pasó tres días enteros frente al espejo, esperando a que la mancha volviera a surgir, pero ésta o se había ido definitivamente, o nunca había estado ahí, porque de Centroamerica no quedaba ni un rastro, ni siquiera Belize.

A los pocos días volvió al trabajo y reanudó su vida. A todos les parecía el mismo de siempre, lo único que había cambiado es que de vez en cuando a Plutarco ahora le daba por correr a un baño y revisarse discretamente las cara en busca de continentes colorados. Inma estaba sinceramente contenta de que su jefe hubiese vuelto y de que ya no pareciera tan paranóico como antes, tanto que una tarde, al salir de la oficina, lo invitó a tomar algo en un bar de las cercanías, y él aceptó.

Ambos sonreían y platicaban como grandes amigos, hasta que ella le preguntó que qué era aquella cosa roja que tenía en el lado izquierdo de la cara. Él se contuvo de salir corriendo al baño y, después de convencerla de que aquello no era nada, la llevó a su departamento, donde se besaron, se acariciaron y se hicieron el amor. Un par de horas después ella estaba dormida y desnuda, en su cama. Él se avalanzó sobre Inma, estrangulándola. Plutarco sólo la soltó cuando su cara se puso roja y dejó de agitarse bajo sus manos. Después fue a mirarse al espejo del baño, donde se limpió lentamente aquella mancha roja en forma de Nicaragua que ella le había dejado, con su lápiz labial, en la mejilla izquierda.

4.8.04

my own private idaho

Pues al fin me voy sintiendo mejor.
La verdad es que espero que esta vez la sensación de bienestar sí dure, porque llevo ya dos meses o más sintiéndome mal.
Pronto contaré, si es que tengo ganas, en que consistía mi malestar. Lo malo es que es incómodo de padecer e incómodo de contar...
Minetras tanto, es hora de un cuento deprimente.
Gracias por esperar a que la salud retornara a mí, aquellos que siguen dándose sus vueltas por aquí.
¡Salud y saludos!