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30.1.04

soy insoportable

Me acabo de dar cuenta que un mecanismo innombrable que uso para defenderme a mí mismo de mi suprema inferioridad es descalificar aquello que los demás disfrutan hacer, de cualquier modo y bajo cualquier excusa. Bueno, no lo hago siempre y no lo hago con todo(a)(s), pero lo hago. Y es asquerosito.

29.1.04

¿Quién dijo que escribir es glamoroso?

El personaje de este cuento está muy intranquilo. Sentado, muy sentado, mira hacia arriba, hacia abajo, se examina las uñas, mueve la pierna compulsivamente un par de veces. Se levanta, camina, piensa en cualquier cosa, va al baño, se mira las uñas otra vez, piensa en comer algo, fuma y se arrepiente porque quiere dejarlo. Está intranquilo porque quiere decir algo y no sabe cómo hacerlo, por eso se rasca, tose, estornuda y se suena, se talla los ojos, masca un chicle sin sabor por horas. Luego muerde un clip, deja de verse las uñas y empieza a comérselas, llama a algún amigo o amiga, lo (la) interrumpe en su oficina porque, claro, todos trabajan; recuerda el cuerpo de alguna mujer, aunque no tenga más de tres de dónde elegir recordar, y después se tumba en la cama antes de decidir poner un poco de música para llevar el ritmo, al menos. Está solo, muy solo, en ropa interior, en un cuarto lleno de humo y con ropa y pedazos de papel esparcidos por el piso frío, con un desorden tan exacto que merecería el adjetivo de meticuloso; no hay nada en su refrigerador, mas que un pedazo de queso viejo, y no hay nada en su alacena, excepto una lata de elotitos que no le gustan y debe estar ya caducada. Fuera de su casa el tráfico ruge (lento, amargo animal), el cielo es gris, la hora es indefinida, podría ser mañana, o tarde, o nunca. Y no puede escribir. Tiene en la punta de los dedos una historia exquisita, un desarrollo de la prosa con matices de verso que lo asombraría hasta a él mismo, páginas enteras como metáforas nuevas y universales, palabras que cambian vidas al contacto secuencial de los ojos. Pero nada existirá si no se pone a hacerlo, y no puede. Se siente incapaz de escribir cualquier cosa, menos aún algo siquiera bueno, en medio del horror. Que lástima que no haya nadie para decirle al personaje de este cuento que escribir es el oficio menos glamoroso, menos reconocido y más solitario que existe, porque de esta forma, tal y como el personaje nunca empezará a escribir, este cuento debe quedarse así, sin final.

27.1.04

lectura de poesí­a

Mañana toca la presentación del nuevo número de la revista Oráculo. Me toca leer un poema. Debo aclarar que no soy poeta. De hecho no soporto a los que creen que sus palabras, acomodadas como sea, son novedosas, o únicas, o universales (para entender mi "poética" véase post magia más abajo). Hay que burlarse del poeta, del escritor, del que cree saber hacer algo con las letras, de todos los que piensen que saben escribir. Sólo con una burla interna y profunda se podrá renovar un oficio que está muy lejos de ser lo que alguna vez fue.

24.1.04

la historia del libro

Es bastante difícil definir no sólo dónde y cómo se escribió el primer libro, sino también (y más aún) quién lo escribió, para qué y quién lo leyó (y para qué). En realidad el libro es solo la trampa estable, y eso no demasiado, para las ideas de la humanidad. Porque, pensándolo bien, ¿no sería este blog en realidad un libro, sin libro? ¿No basta que alguien lea estas palabras para que cumplan su función primera y última? ¿Y, si no es así, qué pasa con los libros privados, como el Diario de Anna Frank? (por cierto, me declaro totalmente anti-anafrankista como fenómeno litarario) ¿Hay palabras privadas? Yo creo que el simple hecho de poner algo por escrito ya implica el deseo o necesidad de que alguien más lo lea. El hombre no sólo es un mono que escribe, sino uno que busca la aprobación de lo que escribió por parte de otros. Por eso, digo yo, no importa el primer libro, lo que importa es el último.

22.1.04

Divorcio

Había una vez un calcetín solitario que estaba muy triste porque no sabía si había sido perdido, abandonado o encontrado.

19.1.04

me gusta la magia

Así es, me gusta la magia, aunque de niño odiaba a los magos, sobre todo a los de las fiestas infantiles: sentía que estaban, de alguna forma que no podía explicar, haciendo trampa. Hoy sé que los magos de fiesta no son tales, sino que son "truqueros" y no hace falta mas que ser muy rápido con las manos y aprender un poco de manejo de público para ser uno (si lo piensas, lo mismo se necesita para ser carterista, o embaucador). Pero también he descubierto que hay muchos tipos de magia verdadera, desde la cursi a la simplemente asombrosa (pienso en el cuento de Cortázar de los lentes que se caen al suelo y el milagro). La magia tiene que ser algo asombroso, sorpresivo y sin explicación posible (un milagro aplica, pero no es lo mismo), pero algo hecho con elementos disponibles a todo el mundo. De eso se trata el escribir: de hacer magia con las palabras, que le pertenecen a todos; y cuando lo logras, lo demás está de más.

18.1.04

carencia de tí­tulos

Ando escaso de títulos. Y me sucede que la mayoría de las veces prefiero no escribir nada a dejarlo intitulado. El caso es que nada importante ha pasado. Bueno, además de que estoy intentando llevar tres procesos artísticos distintos al mismo tiempo y además ir a la escuela (uno de los procesos artísticos es por parte de la escuela, pero a diferencia de tantos otros, éste es de verdad, con Hamlet y todo...). El que peor se me da es el de la poesía. Alguna vez ya tuve una novia que me pidió que le dejara de escribir poemas porque no le gustaban nada nada nada (los míos, si le transcribía los de otros, estaba bien). Y la verdad es que eso de ser investigador no me gusta, aunque sea buscando poemas bonitos de poetas insoportables. A ver qué tal. Espero que si alguna vez publico un poemario, al menos pase desapercibido. Seguimos trabajando...

17.1.04

welcome to the occupation

You are mad and educated
Primitive and wild
Welcome to the occupation
Here we stand and here we fight

R.E.M.

16.1.04

crónicas de la desconfianza

Me acabo de dar cuenta de que yo desconfío muchísimo de lo que leo en línea, no importa dónde (bueno, creo que me fío sólo de un par de sitios como britannica y así). Así que, ¿por qué deberías de confiar tú en lo que lees aquí? Es más, estimado lector, si lees esto, te pido que desconfíes, altamente y de todo. Una pista: los cuentos, que deberían ser ficción, prefieren no serlo y sólo por eso han decidido ser siempre, desde antes y desde ahora, realidad; lo demás es sólo un relato extraño (y sólo por eso mal hecho) de una vida que no existe. ¡Ah! Preceptos nuevos, nuevos ímpetus. Adelante con la escritura, la vida es muy corta como para no decir lo que se piensa -- siempre y cuando uno tenga algo que decir, no se trata de hablar por hablar, creo...

15.1.04

paradoja (bis)

Todas las generalizaciones son falsas.

12.1.04

la escuela, de nuevo

Otra vez de regreso a la universidad. Sólo que ya va siendo hora de acabar con todas, al menos con las dos carreras que casi casi termino. Y el frío está duro. Y hay que conseguir algún trabajo. Y mañana regresa Cons. Y estoy contento y ansioso y hace frío y ya quiero acabar aunque no sé bien para qué porque si no consigo un trabajo sólo voy a ser licenciado pero desempleado aunque tampoco quiero en realidad conseguir un trabajo, lo que yo quiero es escribir y meter concursos y concursos de cuentos a ver si me gano alguno una vez más o nunca y puedo vivir de lo que escribo o no porque además queda el servicio social y ya estoy haciendo uno pero me falta otro y...
En fin, año nuevo, a lo mismo de nuevo...

11.1.04

Advertencia

Dejar de vivir reduce importantes riesgos en la salud.

8.1.04

er

Me acabo de dar cuenta de que si me dijeran que me voy a morir a más tardar dentro de tres meses, seguro, dejaría de leer en ese mismo instante y me pondría a escribir...

recibo - souvenir

(Escaneo de un recibo que La Loca ha decidido llevarse como souvenir vivo (son los mejores) de regreso a Viena (yo también hubiera escogido algo igual...))

México - La Ciudad de la Esperanza / Importe: $2.00 (dos pesos M.N.)

7.1.04

de vuelta al mundo real

No he escrito nada en este blog en semanas, de hecho no hay nada nuevo desde el año pasado (mal chiste). En estos días de viajes pequeños por México me di cuenta de dos cosas: hay más belleza donde no la hay; y los atardeceres son tan bonitos y cursis que se podrían poner de moda otra vez fácilmente, sólo es cuestión de sentarse a hacer un par de odas y ya...