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17.7.06

Sueño azul #12

Soñé que me quedaba dormido. Yo sé, es una frase tan trillada que pareciera un lugar común, pero no encuentro mejores palabras para decirlo: soñé que tenía sueño. Estaba tratando de escribir unas líneas parecidas a estas, pero estaba muy cansado, tan cansado que no podía seguir, pero aún así tenía que hacerlo. Estaba como obligado a terminar lo que fuera que estaba escribiendo, tal vez se trataba de un informe en el trabajo o un ensayo para la escuela, no lo sé. El caso es que no debía quedarme dormido, pero el cansancio era tal que por momentos las palabras se proyectaban en la página sin que yo pudiera en realidad detenerme o no. Y entonces empezaron a aprecer cosas muy raras, como si de pronto la pared fuese la hoja y estuviera escribiendo sobre elefantes que no parecen ser amigables o lindos, simplemente. Incluso con rastrillos para rasurarse las piernas, sí, los elefantes que querían afeitarse porque iban a ir a la playa y querían verse bien; en la playa siempre es cómodo leer y beber algo frío como la piña colada que tenías ganas de aventarme a la cara cuando hice el comentario ese que me hizo parecer un pelícano triste y gris. Por momentos lograba despertar al menos para leer lo que llevaba escrito y recuerdo que no me asombraba no tanto mi capacidad de seguir escribiendo en sueños-sueños, sino que seguía escribiendo con ortografía y puntuación (hasta un punto y coma pude poner), y pensaba, sin parar de escribir que esto se debe parecer al infierno, un ultimatum de entrega constante y sin fin en el que siempre hay alguien diciéndote que lo hiciste mal y hay que reptir como una especie de Sísifo moderno que además tuviera la premura de llegar y atravesar la ciudad para verte y sortear la inundación que le impediría pasar a menos que se subiera a alguna lancha o cocodrilo que pasara como en Pitfall cuando uno sólo podía pasar por encima de los lagartos cuando tenían la boca cerrada, y esa es una idea recurrente de los videojuegos, como el otro día que lavaba los trastes y se escuchaba la música de Zelda, el primer juego, y claramente podía distinguir que el personaje verde se acercaba a un par de piedras gemelas que eran muy importantes en el desarrollo de la historia, no recuerdo por qué, y que eran azules, es raro ver una piedra azul aunque puedo ver que alguna vez fuimos de viaje y dormí en el mismo cuarto que tu papá para que todos se sintieran más seguros menos yo que vi una piedra azul en la distancia pero no dije nada porque ya se me hacía tarde y entre tu familia la tardanza está mal vista tanto, casi, como quedarse dormido y seguir escribiendo.

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