No te salves, Loret. No puedes hacer nada más ya. ¿Para qué te salvas ahora que no te queda nada por salvar? ¿Tu matrimonio? ¿Tu prestigio? ¿Tu trabajo? ¿Y qué va a pasar cuando ya no le sirvas al que ahora te acoge? ¿Crees que vas a estar ahí toda la vida? Igual que un editor no tiene nada si no tiene catálogo y autores, un periodista no tiene nada si no tiene integridad y fuentes. Estás al borde de quedarte sin poder ser quien eres: lo que serás será sólo una sombra de lo que podrías haber sido. Y al final pensarás que te has salvado, cuando en realidad te has perdido. No te salves, Loret: renuncia, di lo que sabes, reconcíliate con tu prestigio, con la entereza que te quede. Sal a la calle, grita que no te has salvado, afirma que lo sientes y hazlo sentir. Sólo no salvándote comprenderás cómo el único modo de recuperar tu propia credibilidad es regalando lo que te queda a los demás. Afuera verás a mucha más gente que sabe perdonar de lo que esperas, porque todos entendemos tu miedo y nadie quisiera estar en tu lugar. Si te salvas ahora la calma sólo será pasajera. No te salves, Loret. Aviéntate al vacío y verás, a media caída, cuántos nos hemos aventado ya contigo.
Con agradecimiento a Mario Benedetti.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario