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2.9.14

Primera carrera de Fondo

Aunque ya me cansé, no puedo dejar pasar los desatinos que Zuckermann sigue publicando respecto del FCE. (Podría preguntar por qué el editor del periódico no le pide que ya no escriba de eso, pero sé la respuesta: mientras más tonterías escriba Zuckermann, más gente comprará el periódico o entrará al portal, y eso significa más publicidad para el diario; así que, a mayor cantidad de barrabasadas, más dinero. Súper.) 

En fin, escribe Zuckermann [Z], hoy en Excélsior, que "No quiere que el Estado le subsidie libros". Empecemos por lo fácil: Z tiene razón cuando dice que "en México, las instituciones del Estado a menudo se convierten en instituciones del gobierno. Es lo que ha pasado con el Fondo, como con muchas organizaciones que supuestamente apoyan a la cultura". Estamos de acuerdo (y no sólo yo y Z y Mauricio Tenorio, sino también el atinadísimo Héctor de Mauleón y el siempre contundente Jesús Silva-Herzog Márquez) que es de pésimo gusto lo que están haciendo con el FCE. Deberían estar cuidando su misión y estatutos en vez de descuidar su plan editorial (que, en su calidad de celebratorio, es sólo una extensión de su mismo programa editorial de varios años atrás, con poca cosa añadida a marchas forzadas, y plagado de reimpresiones sin ton ni son). En resumen, de acuerdo todos con que lo siguiente está mal, muy mal: el servilismo de la institución, "Conversaciones A Fondo", los apps para iPad y iPhone, el descuido de su programa y calidad editorial y la poca idea que tienen respecto de ser un editor quienes la dirigen ahora. 

En todo lo demás que escribe Zuckermann, se equivoca. En todo. 

Repite su idea de que hoy el Fondo ya no es necesario porque hoy hay muchas otras editoriales, razonamiento al que ya contesté y al que no vale la pena volver. Sólo que ahora agrega que, en la FIL de Guadalajara se puede ver a "muchas editoriales de nicho que son un exitazo". Yo creo que Z se sorprendería del retorno de inversión que tienen las editoriales, tanto grandes como pequeñas, en México: frecuentemente es bastante más alto el rendimiento de los Cetes. Tanto las que él considera un "exitazo" (me gustaría saber en cuáles sellos y en qué títulos está pensando, para reírme un rato) como los grandes conglomerados "que están adquiriendo" a las pequeñas, todas tienen libros embodegados, libros que no se venden, burocracia y administración interna y externa, y subsidio (porque ya quedamos que todos los libros están subsidiados al no pagar impuestos). Eso contesta las agudas preguntas de Z en este sentido. En cuanto a que en la FIL se puede ver el buen estado de la industria editorial en el país... no, Z, simplemente no: la FIL es un evento en buena medida auspiciado (subsidiado) por el estado de Jalisco, el Conaculta, la UdeG, y por las grandes editoriales y las instituciones públicas que cubren gran parte del costo de la organización, ya sea aportando dinero, apoyos o descuentos directamente, o, simplemente mediante el pago de los stands más caros; sin este subsidio, la presencia de las demás editoriales, con stands pequeños y al fondo del recinto ferial, sería imposible.

Luego dice Z que quiere desaparecer las editoriales de las universidades también, pero no las universidades en sí porque "si estas [...] instituciones desaparecieran, los mexicanos correríamos el riesgo de perder la poca investigación académica seria que se hace en nuestro país". Sí, Z, pero, ¿dónde van a publicar estos investigadores los resultados de sus investigaciones? ¿Creerá Z que Planeta, MacMillan, Santillana querrían publicar algún libro de los que publica la DGP o los II de la UNAM? Esos libros y revistas académicas simplemente no existirían sin subsidio. Es como del peor dadaísmo imaginarse a los investigadores, que de por sí hay pocos, así, en el aire, sin publicar, sin consejos editoriales, ni dictámenes ni nada, investigando y experimentando sin presentar resultados, igual que el coyote que persigue al correcaminos.

Luego dice Z que sí, hay que "eliminar 'los creadores nacionales, los premios estatales a todo tipo de labor (incluyendo los de periodismo), el subsidio a las academias y al Colegio Nacional, el pago público a asesorías y pláticas de comunicólogos y sabiondos nacionales'". Bueno, pues que devuelva los dos premios nacionales de periodismo que ha recibido, incluyendo el dinero, si tan mal le parece. Eso sí, nadie se le va a unir y tampoco nadie le va a aplaudir si los devuelve: Z no sería Lennon devolviendo el MBE a la Reina por la guerra de Vietnam, aunque eso se imagine.

Luego retoma que el internet es maravilloso y puede arreglar el problema de los libros y la lectura en México. El problema, Z, es que en México, y a diferencia de los libros, el internet SÍ es de clases acomodadas. Tienen internet, sólo en 3 de cada 10 hogares, la mayoría con una conexión lenta y cara, y la mayoría en las grandes ciudades entre la población de clase media y alta. Lo que Z se imagina que es el internet en México está casi más errado que lo que se imagina que son los libros.

Por último, el peor error de Zuckermann: está basando todo lo que dice respecto del "subsidio que beneficia a la clase alta" en las Encuestas Nacionales de Lectura [ENL] que el Conaculta organizara en 2006 y en 2012 [con una muestra representativa de entre 4 y 5 mil personas en todo México]. Además de que las encuestas no son un censo, Z está manipulando las ENL para darse la razón. O no sabe leer resultados estadísticos o quiere pensar que ninguno de sus lectores sabe hacerlo. Lo que claramente dice la encuesta no es que los que los pobres lean menos que los ricos, Z, sino que los pobres tienen mucho, pero mucho menos acceso a los libros que los ricos. Las ENL dicen que fuera de las ciudades y de cierto nivel de ingreso las oportunidades para leer, y no digamos comprar libros, desaparecen casi del todo, porque no hay librerías, ni bibliotecas, ni nada. Dice la encuesta, también, que muchos pobres quisieran leer o tienen interés en comprar libros, pero no tienen acceso, ni dinero, ni disponibilidad para ello. Esto NO se va a solucionar cerrando librerías o quitando el subsidio a los libros.

Me sorprende que, entre tanta queja por los subsidios, a Z se le haya olvidado ir en contra de la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos, el programa de subsidios a la lectura, la educación y a los libros más antiguo, extendido, exitoso y completo no sólo de México, sino del continente y tal vez del mundo. ¿Por qué será? ¿Se habrá dado cuenta que no tiene argumentos para ir en contra del programa, que ha beneficiado a millones, y que si lo critica se verían más los huecos en su razonamiento? ¿O será por algo más macabro, como seguir la consigna de un tercero por desprestigiar al FCE e instigar a que lo vendan o lo cierren?

Como colofón (me gustaría saber si Z sabe qué es un colofón): si "no quiere que el estado le subsidie libros" hay una salida fácil: Z puede, si quiere, comprar solamente libros extranjeros, en inglés o lo que le acomode, en Amazon o en otra librería en internet, ya sea físicos o en electrónico, es igual, y así podría dejar de estorbar al país con sus imaginaciones de beneficencia capitalista.

A ver qué más desparpajos dice Z en la respuesta a Silva-Herzog que promete en su artículo. Me guardo la entrega número dos, y última, de esta entrada para entonces.

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