¿Se supone que por ser día del blog tengo que recomendar 5 blogs a los que generalmente no enlazo?
Bueno, van:
Instrucciones para usar este blog: leer. Si el título empieza con mayúscula, el texto es un cuento o ensayo; si no, pues no.
blurblog en newsblur
31.8.06
30.8.06
dolor de estómago (el regreso)
28.8.06
¿cuento?
Estoy escribiendo cuentos aquí (en la interfaz publicación del blog), pero me he dado cuenta de que no quiero publicar todos los que había pensado, todo el tiempo, en este espacio. Tal vez más adelante les quite el "borrador"...
25.8.06
Ni en Plutón
Para Samperio
Adriana. Todo aquel tiempo sin pensar en ella y, así, sin previo aviso, el recuerdo que vuelve justo ahí, en medio de Barcelona, a miles de kilómetros y días desde el último suspiro, sin razón alguna. Con sólo atravesar la plaza de Catalunya llegaría a su destino, pero él se ha quedado fijo en su lugar, como si con el recuerdo volviera también la presencia, la cercanía.
Adriana. El sonido que alerta a los ciegos del cambio del semáforo lo espabila a él también, cegado momentáneamente por la memoria, tan vívida que le recorre la piel, la espalda, los huesos y los pies mientras atraviesa por el paso de cebra. Todo a su alrededor es distinto, los acentos, los olores, el clima, la barba que recubre su rostro, la comezón en su espalda. El recuerdo no tenía por qué haber vuelto y sin embargo lo ha hecho, como vuelve una vieja enfermedad.
Adriana. Y sus largos cabellos sobre él cuando hacían el amor. Y su manía de cortarse las uñas de los dedos de los pies cada cinco días. Y la canción que tarareaba incesante cuando llegaba a casa y se metía al baño. Y su ombligo tan redondo anunciando las caderas cuando usaba bikini. Y las primeras pláticas, los primeros viajes, los primeros muebles.
Adriana. La tarde de la primera batalla, el rasguño en la mejilla que le provoca acercarse la mano a la oreja mientras sigue su camino. Los meses subsecuentes llenos de angustia, de peleas incesantes. Los motivos perdidos, el tono de voz que aumentaba y nunca disminuía, la furia acumulada en las muñecas, en los antebrazos. Mañanas heladas con un rugido en el estómago.
Adriana. Años que pasaron como una silla incómoda para aquel que no tiene donde más sentarse. La noche de la furia sobre la ciudad, con los ojos encendidos que siempre había pensado eran sólo metáforas irreales. El reclamo del descubrimiento del engaño. Los insultos de ella ante la imposibilidad de justificarse. Los gritos y el plato estrellándose contra la puerta del horno. Los cristales en el suelo, peligrosos para sus pies descalzos de uñas recién cortadas.
Adriana. La puerta del almacén se abre y el cambio del ambiente de la calle al de la enorme tienda departamental lo hace reubicarse en el tiempo y el espacio. Ya no pasan por su cabeza la separación y ruptura, ni la acidez que terminó por convertir, con una intensidad inusitada, al amor en odio. Ni tampoco recuerda porqué debía irse a vivir a otro continente.
Adriana. Él hace sus compras. El malestar de la memoria ha pasado, dejándole una vibración en los omóplatos. Se ironiza a sí mismo por tanto tiempo ya transcurrido desde aquel entonces y por haberse preocupado por un simple destello del pasado, indeseable pero inofensivo. La puerta del almacén se abre una vez más y se encamina a la esquina para cruzar la calle, frente a las fuentes perennes de la plaza.
Adriana. Hola, le dice. Él voltea, porque no puede ser. Pero es. Y en ese momento el recuerdo no vuelve, ni nada. La memoria, la mente entera, lo abandona a su suerte. Ahí, en una esquina de la plaza de Catalunya, en el centro de Barcelona, inexplicablemente, está junto a él la única persona a la que, piensa, no quería encontrarse ni en Plutón. Jamás.
Adriana. Hola, le contesta. Y se ve obligado a saludarla de beso, de dos besos, aunque la sola idea le repugnará cuando recuerde aquel lúcido momento. Incluso más que el que ella le dijera que estaba recién casada y en su luna de miel, presentando al flamante marido. Y, después de eso, todo un gran pasar borroso de memorias. Y la imagen de ella recién casada, con un horno nuevo, de luna de miel en Barcelona, con las uñas de los pies recién cortadas. Y el tiempo perdido en olvidarla.
Adriana.
------------------------------------
Este cuento apareció por primera vez en El Polemista, Número 2, Verano 2005, Primera Época; y en este mismo blog el 10 de abril de 2005. Se reproduce aquí por motivos, digamos, astronómicos.
24.8.06
plutón
Bueno, desde donde yo lo veo, si Plutón puede dejar de ser planeta, cualquier cosa puede pasar. Y además puedes usar la frase con soltura.
Por ejemplo, si acabas de cortar con el novio(a) con el que llevabas años puedes decir: "si Plutón puede dejar de ser planeta, ¿por qué no puedo cortar con él (ella)?", y así.
Digo, no es que vayas a cambiar de órbita ni nada...
Por ejemplo, si acabas de cortar con el novio(a) con el que llevabas años puedes decir: "si Plutón puede dejar de ser planeta, ¿por qué no puedo cortar con él (ella)?", y así.
Digo, no es que vayas a cambiar de órbita ni nada...
22.8.06
quotes
En la mañana vi en kottke que tenía un pequeño meme, que me gustó. Consiste en ir a este sitio y tomar cinco citas de las páginas aleatorias que mejor lo describan a uno o en lo que uno cree.
Pues ahi van las mías. En inglés porque ajá.
El meme se lo paso a Fest (para que él, en turno, se lo pase a todo dios), a Fernando (a ver si vuelve), a Mame (seguidor de todo meme), a j. (quien seguro ya lo hizo) y al que el interese tomarlo.
Pues ahi van las mías. En inglés porque ajá.
- Fiction is obliged to stick to possibilities. Truth isn't. Mark Twain
- If you can't annoy somebody, there's little point in writing. Kinsgley Amis
- There is no such thing as a moral or an immoral book. Books are well written or badly written. Oscar Wilde, The Picture of Dorian Gray, 1891, preface
- Brain: an apparatus with which we think we think. Ambrose Bierce, The Devil's Dictionary
- How can one conceive of a one party system in a country that has over 200 varieties of cheese? Charles de Gaulle
El meme se lo paso a Fest (para que él, en turno, se lo pase a todo dios), a Fernando (a ver si vuelve), a Mame (seguidor de todo meme), a j. (quien seguro ya lo hizo) y al que el interese tomarlo.
21.8.06
18.8.06
hoy fui a dar de baja la maestría...
Y resulta ser que no hay bajas hasta la semana que viene. Demonios. De todos modos pude hablar con mi (ex)tutora quien muy amable me escuchó y dilucidó la situación conmigo, llegando a mi misma conclusión: el horario es espantoso, y si no se puede, pues no se puede.
De cualquier forma al salir de ahí me sentí muy mal, me dio una tristeza horrible y por un instante dudé, y dudé mucho.
Sigo dudando y dudoso, y un poco triste, pero paradójicamente resignado y aliviado.
Habrá que aplicar "La Descartes": dudar y dudar hasta que la duda se dude a sí misma.
De cualquier forma al salir de ahí me sentí muy mal, me dio una tristeza horrible y por un instante dudé, y dudé mucho.
Sigo dudando y dudoso, y un poco triste, pero paradójicamente resignado y aliviado.
Habrá que aplicar "La Descartes": dudar y dudar hasta que la duda se dude a sí misma.
17.8.06
vaya falta de maestría
Mañana voy a dar de baja la maestría.
Ya sé que acabo de empezar, ya sé, pero tengo buenas razones:
Las maestrías de la UNAM están diseñadas para que las cursen estudiantes únicamente de tiempo completo y no gente que trabaja. No tengo nada contra los estudiantes de tiempo completo, en absoluto. Sobre todo admiro a los que tienen becas de excelencia y se dedican a la investigación (buena falta que le hacen al país).
Pero hace falta ser muy cerrado como para concentrar un programa en gente que sólo se dedica a estudiar. Sobre todo si pensamos que el promedio de edad de los que ingresan a una maestría es de unos 26 o 27 años. A esa edad uno ya no está para dejar de trabajar y dedicarse únicamente a estudiar mientras se pelea por una beca. Y la mayoría trabaja o ha trabajado en algo. Tal pareciera que la disyuntiva en la UNAM es entre la vida laboral y la vida académica, no hay más.
¿Que cómo logran hacer que una maestría sea sólo para estudiantes de tiempo completo? Pues muy fácil: con un único horario obligatorio, lunes a viernes de 10 am a 1 pm. Sin clases en las tardes, sin modo de reposición, de asistencia obligatoria. Y no es que no lo haya pensado antes, no. Mi trabajo me deja libre tres tardes a la semana menos dos cada dos meses. O sea que podría acudir a cursar tranquilamente dos, tres o cuatro materias de la maestría al semestre siempre que estas fueran en la tarde. Pero con las materias en la mañana (y en ese horario) cursar la maestría y trabajar es imposible. [Tendría que llegar diario a trabajar a las 8 am, salirme del trabajo a las 9:30, volver a la oficina a la 1:30 pm y salir a comer a las 3:30 pm, durante dos años. Ja.]
Sobre todo porque como no me pienso dedicar a la investigación ni a la docencia de tiempo completo, es decir que la maestría, sin trabajo, no me sirve de nada porque pienso aplicar los conocimientos a algo práctico... Mis jefes fueron comprensivos con el horario (aunque se asombraron de que hubieran cambiado tanto los programas de posgrado en la UNAM), y me sugirieron tomar dos clases de cinco, pero es absurdo pedir tanto tiempo para no hacer nada bien, ni trabajar, ni estudiar, ni nada y acabar la maestría en más de cuatro años (más tesis, claro).
Así las cosas resulta ser que, por más que lo intente, nunca voy a poder acabar nada en la UNAM. Demonios.
PD: Por cierto, cambié levemente el diseño del blog porque había algunas cosas que ya me habían fastidiado. Espero sinceramente les guste, aunque si me leen por un feed, mejor.
Ya sé que acabo de empezar, ya sé, pero tengo buenas razones:
Las maestrías de la UNAM están diseñadas para que las cursen estudiantes únicamente de tiempo completo y no gente que trabaja. No tengo nada contra los estudiantes de tiempo completo, en absoluto. Sobre todo admiro a los que tienen becas de excelencia y se dedican a la investigación (buena falta que le hacen al país).
Pero hace falta ser muy cerrado como para concentrar un programa en gente que sólo se dedica a estudiar. Sobre todo si pensamos que el promedio de edad de los que ingresan a una maestría es de unos 26 o 27 años. A esa edad uno ya no está para dejar de trabajar y dedicarse únicamente a estudiar mientras se pelea por una beca. Y la mayoría trabaja o ha trabajado en algo. Tal pareciera que la disyuntiva en la UNAM es entre la vida laboral y la vida académica, no hay más.
¿Que cómo logran hacer que una maestría sea sólo para estudiantes de tiempo completo? Pues muy fácil: con un único horario obligatorio, lunes a viernes de 10 am a 1 pm. Sin clases en las tardes, sin modo de reposición, de asistencia obligatoria. Y no es que no lo haya pensado antes, no. Mi trabajo me deja libre tres tardes a la semana menos dos cada dos meses. O sea que podría acudir a cursar tranquilamente dos, tres o cuatro materias de la maestría al semestre siempre que estas fueran en la tarde. Pero con las materias en la mañana (y en ese horario) cursar la maestría y trabajar es imposible. [Tendría que llegar diario a trabajar a las 8 am, salirme del trabajo a las 9:30, volver a la oficina a la 1:30 pm y salir a comer a las 3:30 pm, durante dos años. Ja.]
Sobre todo porque como no me pienso dedicar a la investigación ni a la docencia de tiempo completo, es decir que la maestría, sin trabajo, no me sirve de nada porque pienso aplicar los conocimientos a algo práctico... Mis jefes fueron comprensivos con el horario (aunque se asombraron de que hubieran cambiado tanto los programas de posgrado en la UNAM), y me sugirieron tomar dos clases de cinco, pero es absurdo pedir tanto tiempo para no hacer nada bien, ni trabajar, ni estudiar, ni nada y acabar la maestría en más de cuatro años (más tesis, claro).
Así las cosas resulta ser que, por más que lo intente, nunca voy a poder acabar nada en la UNAM. Demonios.
PD: Por cierto, cambié levemente el diseño del blog porque había algunas cosas que ya me habían fastidiado. Espero sinceramente les guste, aunque si me leen por un feed, mejor.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)