Manuel Zelaya, alias "Mel", tomó posesión de su cargo en enero de 2006, es decir, este era su último año de gobierno. Durante los primeros tres años y medio, Mel fue exactamente como todos los presidentes anteriores: irresponsable, corrupto, etc.; ustedes que son latinos ya saben cómo es esto. Pues bien, este tipo, igual que todos los demás, quiso asegurarse su cuota de poder una vez saliera de su cargo; algunos dicen que empezó con el Ministerio Público, pero lo rechazaron; otros que se fue con Micheletti (actual presidente, y que fue candidato por el Partido Liberal y perdió en votaciones el año pasado), y no le salió; y así con dos o tres personas más. Las malas lenguas aducen que por todos estos fracasos, decidió introducir el proyecto de la Cuarta Urna. Dicha urna estaba destinada para que la población se pronunciara en si quería que se instalara una Asamblea Nacional Constituyente, y así reformar la Constitución de la República. La Cuarta Urna, según Mel, sería una urna colocada, en noviembre de este año en las elecciones generales, junto a las otras tres que corresponden a las votaciones de presidente, diputados y alcaldes. ¡Ah! Pero para ponerla, Mel necesitaba una ley; ¡ah!, y para que el Congreso Nacional accediera a hacer esa ley, Mel iba a mandar un anteproyecto. Pero el Congreso, presidido por Micheletti (el actual presidente, y el tipo que perdió las elecciones el año pasado, y que se convirtió en acérrimo enemigo de Mel), no iba nunca a hacer esa ley, ¡jamás! Entonces Mel, para apoyar ese anteproyecto, se le ocurrió hacer una encuesta, que se iba a realizar el domingo del golpe, en la que se preguntaría si uno estaba de acuerdo en que se pusiera la Cuarta Urna. Dicha encuesta fue catalogada de ilegal por todos los entes de justicia hondureños, pero Mel, aún así, y alentado por Chávez (con el que Mel es uña y mugre), siguió con todos los preparativos. Al final, ¡pá!, el golpe; mandan a Mel a Costa Rica en pijamas. Micheletti, cara dura, ese mismo día se proclama como el presidente de todos los hondureñitos (por fin se le hizo al indeseado ese). Y viene todo lo que un golpe trae: incertidumbre, toques de queda, represión, etcétera. Ahora, el resultado es una Honduras polarizada, los que quieren la restitución de Zelaya, y los que no; si se queda Micheletti, malo, y si regresa Mel, malo. Al final, los jodidos siempre somos los mismos. Y en eso estamos, los militares por un lado, un minibloqueo de los paises centroamericanos por otro, los seguidores de Mel por unas calles, los que están en contra por otras. Estamos entre el diablo y el demonio.
Nuestras fuerzas están en las honduras.
1 comentario:
coincido, excelente resumen.
vibra buena, Omegar. Los echo de menos.
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