El prestigioso Dr. Dr. Morales (doctor doble, por serlo en sociología y en endocrinología), anuncia a la nación y al mundo su mayor avance científico: El Ejercicio Físico Puramente Mental (EFIPUMEME).
El EFIPUMEME consiste en hacer que el esfuerzo mental se vea reflejado en la fisonomía corporal, mediante una ligera modificación radiactiva en el genoma del individuo. Una vez realizado el procedimiento, asegura el Dr. Dr. Morales, bastará con pensar en alguna solución matemática, en algún problema filosófico o incluso en procurar la resolución de un conflicto personal, para que el esfuerzo mental se vea reflejado en el cuerpo y los hombres se vuelvan musculosos y atléticos, y las mujeres se pongan buenísimas.
No faltan los primeros voluntarios y se elige a seis para probar el procedimiento: un contador, un chofer de taxi, una poeta, dos amas de casa y un futbolista (como individuo de control). Convertidos en figuras públicas, no pasa mucho tiempo antes de que se empicen a notar los primeros resultados. Las amas de casa han tenido un desarrollo espectacular y se han puesto no buenas, buenérrimas. El futbolista, por otro lado, ha visto disminuido su bienestar físico, por más que se ha esforzado en redoblar sus ejercicios diarios. El contador y el chofer del taxi, sin embargo, están igual de escuálidos y de poco atléticos que antes, al igual que la poeta.
Los resultados del EFIPUMEME son un gran misterio para todos, y más para el Dr. Dr. Morales, quien pide tiempo para reinterpretar lo ocurrido antes de se empiece tachar su experimento de un fracaso.
Un breve análisis de los hábitos de los voluntarios deja al descubierto las causas y el problema: no es solo el pensamiento lo que hace que el cuerpo se desarrolle bajo el tratamiento, sino el pensamiento consecutivo-imaginativo que implica la lectura. En otras palabras, el leer es lo que se reflejará corporalemente bajo el EFIPUMEME.
Las amas de casa eran la únicas que leían con constancia, al ser grandes fanáticas de las novelas románticas del tipo de las de Danielle Steel y Corín Tellado.
En el caso contrario, el del futbolista, se descubrió que no sabía leer, y que este problema acabaría por matarlo bajo el tratamiento por falta de desarrollo corporal.
En los casos del contador y el chofer de taxi, el análisis demostró que no leían mayormente ni tampoco dejaban de leer algunas cosas, como los menús de los restaurantes y los subtítulos de las películas.
La poeta, por desgracia, se vio forzada a admitir que, en realidad, no le gustaba la lectura, y mucho menos leer la poesía que escribían sus contemporáneos, la cual encontraba vacía de sentido y despreciable al grado que prefería seguir siendo escuálida a ponerse buenísima leyéndola.
3 comentarios:
Me propongo para participar en el experimento. Leer y la nostalgia son los únicos deportes que practico...
Un saludo.
nonon, los blogeros seran los mas mamados (mamados? mamadisimos) de la tierra, cada sentada a la compu, un gramo mas de musculo.
¿y que hay del ejercicio para mis partes nobles?
¿Funcionará en maestros de bachillerato?
Feliz Cumpleaños Omegar, excelente blog, hace sentir mal al mio (y con toda razón).
¿Por qué nuestras mascotas virtuales se llaman igual?
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